ANTE LA REINGENIERIA SOCIAL
ANTINATURAL.
Por Carlos Álvarez Cozzi (·)
En las grandes
conferencias internacionales, organizadas por la ONU, se fragua el proyecto de
Poder Global:
1.Cumbre de la
Tierra. Río de Janeiro 1992.
2.Conferencia de
Derechos Humanos. Viena 1993.
3.Conferencia de
Población y Desarrollo. El Cairo 1994.
4.Conferencia sobre
la Mujer. Pekín 1995.
5.Conferencia de
Desarrollo Social. Copenhague 1995.
6.Conferencia sobre
Hábitats Humanos. Estambul 1996.
7.Cumbre Alimentaria
Mundial. Roma 1996.
8.Cumbre del Milenio.
Nueva York 2000.
9.Conferencia contra
el Racismo y la Discriminación. Durban 2001
10.Cumbre sobre
Desarrollo Sustentable. Johannesburgo 2002.
Este proyecto
totalitario intenta dar una respuesta única y universal a todas las cuestiones
que se puedan plantear a los seres humanos mediante la colonización de las
inteligencias y los espíritus. Para lo cual es necesario transformar las
ideologías en un “credo religioso” ya que la religión es lo que da sentido a la
vida humana, respuesta a todas las interrogantes y la mayor felicidad.
El informe Kissinger (1974) fue la consecuencia del fracaso de la
Conferencia de Población de Bucarest que intentó imponer al mundo el proyecto
de control de la natalidad de USA. Además de enumerar medidas demográficas para
disminuir los nacimientos en varios países (Brasil, México, India, Pakistán,
etc.), el informe enumera tres objetivos estratégicos: 1.1. Disfrazar las
políticas de control de natalidad bajo la capa de los Derechos Humanos del
individuo o de la propia pareja. 2.2. Cambiar los patrones culturales de los
pueblos, incluidas las creencias religiosas. 3.3. Utilizar a los políticos
nativos reeducados en las universidades de Estados Unidos y Gran Bretaña para
que entreguen la soberanía jurídica y territorial de sus naciones. Es una forma
de guerra fría cuya finalidad es conseguir el dominio global por la imposición
de un “pensamiento único”, que Benedicto XVI acuñó con gran visión y mucho
acierto “dictadura del relativismo”.
Es la constitución de
una nueva sociedad, anulando lenta y discretamente toda visión trascendente del
hombre para sustituirla por un sistema de base pagana y gnóstica. Es la reingeniería
social antinatural, como la ha denominado el argentino Dr. Juan Carlos
Sanahuja, con enorme precisión. Las Naciones Unidas, sus agencias, sus comités
de expertos y de seguimiento (observatorios), al servicio del autoproclamado
“Nuevo Orden Mundial”, han impuesto la idea de que los Derechos Humanos son
evolutivos y pueden dar origen a “pseudo – derechos”, cuando en verdad son
meros deseos, al servicio de las políticas del proyecto de “Gobierno Mundial”.
Pongamos sólo cuatro
ejemplos: 1.La Recomendación General (2004) del Comité de Seguimiento de la
Convención Internacional contra toda forma de Discriminación de la Mujer (CEDAW
1979) define la convención como un instrumento dinámico sujeto a aportaciones
progresivas. Pide que se instrumenten programas de “planificación familiar”,
que incluye: anticoncepción, esterilización y aborto. Entre los “derechos” de
la mujer se incluyen los llamados “derechos sexuales y reproductivos”. Nombre
que esconde un supuesto derecho al aborto, que no es tal. Para mayor confusión,
el término “salud sexual” se relaciona con la “homosexualidad” bajo el
eufemismo de “libre orientación sexual”. 2.El Comité de seguimiento del Tratado
Internacional contra la Tortura interpreta como “tortura psicológica” las leyes
o actitudes familiares que impidan abortar. 3.La Observación General (2009) del
Comité de seguimiento del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales incluyó la discriminación por orientación sexual e identidad de
género, por ejemplo, de los transgénero, los transexuales o los intersexo.
(LGTBI). 4. Más recientemente la tiránica decisión del gobierno Obama de que
todos los empleadores deban pagar a sus dependientes abortos y anticoncepción,
sin permitir la objeción de ideario o de conciencia, lo cual fue declarado
inconstitucional a instancia de la cadena de tiendas “Hobby Lobby” y del canal
católico EWTN. O la autorización del Estado dada a una pareja de lesbianas para
transformar a su hijo adoptado de 11 años de varón en “mujer”. No se trata de
evitar la discriminación injusta, con lo que naturalmente estamos de acuerdo,
sino de forzar la aceptación social y jurídica de la homosexualidad, con lo que
impiden toda opinión en contrario, originando innumerables abusos y una
verdadera subversión del orden social natural.
Porque muchos Estados
lamentablemente han consagrado en leyes las imposiciones de esta ideología,
castigando incluso como delito toda opinión disidente. Es una batalla, cuyo
frente más importante es el “semántico”. Por ejemplo: “paternidad responsable”,
“violencia contra la mujer”, “torturas”, “derecho al aborto”, etc. El
Pontificio Consejo para Familia de la Santa Sede, por iniciativa del entonces
cardenal López Trujillo, editó su “Lexicon de términos ambiguos y discutidos
sobre familia, vida y ética” que suma voces en cada edición.
El origen de la
perversión de los Derechos Humanos hay que encontrarlo en el fondo, en la
negación de la existencia de Dios Creador. La paternidad divina es la razón
última e inmodificable en la que de verdad se basan los Derechos Humanos. Si
esto no fuera así, los Derechos Humanos sólo podrían tener una base endeble y
mutable. La ley divina, el orden natural inmutable es la base fundamental en
que se asienta la dignidad de ser hijos de Dios y no en las declaraciones de la
ONU. Además, la filosofía pre-cristiana llegó, con la sola luz de la razón, a
certezas sobre la existencia de Dios, la creación y la naturaleza humana que
sirvieron de apoyo a la teología católica de San Agustín y Santo Tomás.
La “perspectiva de género”
es el nuevo paradigma social de la familia que se nos quiere imponer, es la
clave de la “reingeniería social antinatural” que busca solapada pero
deliberadamente, subvertir el verdadero concepto de “familia”, sustentada en la
unión entre mujer y hombre, por tanto, basada en lo natural. La ONU adopta la
“ideología de género” a principios de los años 90 con el objetivo de imponer
una visión antinatural de sexualidad, auto-construida, fundamentalmente al
servicio del placer. Es el punto clave de la nueva sociedad que pretende el
“Nuevo Orden Mundial”, que justifica el reconocimiento social y jurídico de la
homosexualidad, el pseudo-derecho al “matrimonio” entre personas del mismo
sexo, -como lo ha declarado recientemente un fallo de la Corte Europea de Derechos
Humanos-, y a la adopción de niños por parejas homosexuales.
Los “Principios de
Yogyakarta”, elaborados en un conciliábulo de activistas pro-homosexualidad,
muchos de ellos funcionarios de la ONU, constituyen una grave amenaza social.
Por todo esto, entendemos que la Familia se encuentra gravemente amenazada por
esta reingeniería social antinatural. Y ese desafío nos interpela como juristas
pero también como padres y abuelos e integrantes de una Familia bajo Dios.
Permitiremos pasivamente que los enemigos de la familia sigan atacando a la
misma desde dentro de los organismos internacionales?
Enfrentar esto no sólo es de buenos
ciudadanos, sino también de buenos padres de familia, institución que debería
ser declarada “Patrimonio Común de la Humanidad” por ser el hábitat ecológico
natural de los seres humanos. Así lo ha propuesto la organización “Gobernantes
y Parlamentarios por la Vida y la Familia”, en su Declaración de Buenos Aires
de febrero de 2011, porque ella es el único lugar donde nacemos, nos hacemos
personas, crecemos y en el que no nos consideran un número de documento de
identidad sino que somos aceptados desde la “perspectiva del amor”. Hace pocas
semanas que el Cardenal George de Chicago acusaba al gobierno norteamericano de
proporcionar al islamismo la mejor excusa para que éste desprecie a Occidente:
el laicismo como nueva religión del Estado que lleva a que todo disenso del
pensamiento único sea perseguido como en el Islam incluso con la pérdida de la
vida. Y si no que representa el crimen del aborto legalizado donde ya han
muerto más seres humanos que en todas las guerras mundiales?
(·) Jusprivatista
nacional e internacional y catedrático universitario uruguayo. Experto en
Bioderecho.