miércoles, 14 de octubre de 2020

SE LO TOMARON EN SERIO

 


Por Héctor H. Hernández [1]

 

Cuando la cantidad de desaparecidos por homicidio prenatal arrojará en 2020 (estimado sobre dato oficial) la cifra fabulosa de 123.107, el asunto no es moco de pavo. Pero dejando eso de lado, ¿qué cosa se tomaron en serio? – La justicia. ¿Quiénes? –Tres jueces del Tribunal Oral 8 de la Ciudad de Buenos Aires; y tiene que ver con las desapariciones porque aquel crimen está aludido en la sentencia.

Peor es matar

            Cuando escribíamos en el libro“No matarás…” El fallo FAL y el Extermino, que los jueces del famoso caso violaban la ética del juez falsificando hechos o citando mañosamente para embaucar, Marcelo me paró en seco: - “vos te quejás de que mienten cuando están matando”. Me sentí un minucioso colador de mosquitos… La opinión argentina está que arde a banderazo limpio por la impunidad de los ladrones, cosa que ni son mosquitos ni moquito de pavo, mientras se traga el camello del Genocidio del aborto; pero te cuento que hay jueces…

            Se plantaron ante el Derecho Verde

            Un tal Diosnel mató a Viggiano; y el mismo delincuente venía abusando sexualmente por siete años de una hermanastra desde que ésta tenía seis, hasta que la embarazó. Entonces la forzó al crimen prenatal con la complicidad de las aves negras del Derecho verde. Nos enteramos por el voto del Juez Anzoátegui que  los integrantes del Programa de víctimas contr las violencias del Ministerio de Juticiay  Drechos Humanos “se introdujeron en la vida” de la madrecita y de la niña que llevaba en su seno, “con la sutileza de un elefante en un bazar”. La Brigada de la muerte la separó de su madre practicando Ideología de Género que usurpa patria potestad y la estatiza, y la llevó a un hospital público para la consumación. En el expediente quedó comprobado que la dejaron peor: sin una hija y con el Síndrome Post aborto.

            ¿Y los protocolos desatados por el fallo FAL?

            “Esos protocolos, así como el fallo de la Corte suprema, son contrarios a la ley, a la Constitución Nacional y  al más elemental sentido de justicia” y “son directamente perversos”; leemos en la sentencia. Los “Protocolos para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo” son un “Manual de salvajadas inhumanas”. Éstas son cosas obvias en el Derecho-Derecho porque, sigamos leyendo: “Según la constitución Nacional y las leyes, el comienzo de la existencia del niño por nacer es el momento de la concepción”.  Tanto que lo reconoce hasta la Corte Suprema Verde y hasta  con la misma composición que en FAL y  - ¡creer o reventar!- lo hace hasta en ese mismo fallo desatante, y por eso mismo, porque por reconocerla persona y no una verruga ni un quiste, a la que en mi libro bauticé como “Verónica” le designó defensor.

¿Qué pasó entonces allá lejos, 2012, en el fallo detonante del Exterminio, ?  -Que la defensa apeló en tiempo y forma la sentencia de muerte pero los jueces de Chubut la ejecutaron antes y, sin embargo, concedieron la apelación inútil con un expediente “sin caso” (inconstitucional por todos lados), para que la Suprema se tomara dos años pergeñando el golpe de Estado de cohonestar el crimen y desatar los Protocolos de la muerte mediante un simulacro de sentencia, prepoteando como legisladores, que no lo son. Porque es sabido, constitucionalmente, que los jueces “han nacido pa´fallar”, y no para legislar.

            Investigar las brigadas asesinas

            La justicia quedaría incompleta condenando sólo a Diosdel y nada más que por esos delitos. Los jueces están legalmente obligados a denunciarlos y a promover su investigación y castigar cuando se prueban en forma. Entonces el Tribunal (que además componen los doctores Rizzi y Sañudo), manda que se investigue el Homicidio prenatal cometido, cosa que se ve no entraba en expediente; también  a sus autores y a los que estando obligados no lo evitaron. Porque “el Tribunal ha comprobado con absoluta certeza que en el trámite del proceso diversos agentes estatales han colaborado, directa o indirectamente, con la comisión de un delito de similar o mayor gravedad que los crímenes que le merecieron al acusado 35 años de prisión” (por homicidio y abuso). Pero parece que del expediente surgiría la probabilidad de que la muerte de la niña por nacer (porque era una mujercita), mejor dicho por morir, se haya producido después de nacida; o sea homicidio-homicidio y no homicidio-aborto. También hay que investigar eso, mandan. –Hay jueces.

            “Considero que también debe investigarse a los funcionarios dependientes de la Defensoría General de la Nación, de los organismos nacionales encargados de la protección de los derechos del niño, y de los demás funcionarios públicos que intervinieron en los comienzos de este proceso, en punto al gravísimo incumplimiento de sus deberes funcionales” (con cita de la Ley de la Defensa Pública; ley 26.0621 de Protección integral de niños y adolescentes”, reglamentaria de la Convención de Derechos del Niño, incorporada al máximo nivel normativo argentino).

            ¿Qué hicieron los funcionarios encargados de la defensa de los derechos de la niña asesinada?, se pregunta.  “Absolutamente nada”, pese a que estaban notificados. “¿No saben ellos  -piense lo que piense la Corte Suprema, el Ministro de Salud y tanta otra gente-  que las personas por nacer son ´niños´ en los términos de la Constitución Nacional, la Convención sobre los Derechos del Niño y la ley 26.017?” (Sic).

            Y no puede decirse, falsificando el Derecho con el Derecho-Verde- Falista, que “no hay que judicializar”, porque la garantía elemental de defensa no puede ser negada y la propia doctrina de la Corte Suprema lo ha ratificado hasta el hartazgo (la sentencia cita Fallos de la Corte Suprema, tomo 325: 1347 y etc.). 

Todavía hay esperanza con la justicia en la Argentina.

En la Ciudad de Buenos Aires, tres jueces se la tomaron en serio.

 

 

 

 

 



[1] Autor de los libros Salvar vidas con el Derecho Penal – Testimonio de un Defensor  (Círculo Rojo, Buenos Aires, 2018); “No matarás…”. El fallo FAL y  el Exterminio (Editorial Katejon, Buenos Aires, 2020); y “Gesta de Dios por los argentinos (Preguntas y respuestas sobre el Genocidio prenatal desatado), misma editorial, lugar y fecha).

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