Por Héctor H. Hernández [1]
Cuando
la cantidad de desaparecidos por homicidio prenatal arrojará en 2020 (estimado
sobre dato oficial) la cifra fabulosa de 123.107, el asunto no es moco de pavo.
Pero dejando eso de lado, ¿qué cosa se tomaron en serio? – La justicia.
¿Quiénes? –Tres jueces del Tribunal Oral 8 de la Ciudad de Buenos Aires; y
tiene que ver con las desapariciones porque aquel crimen está aludido en la
sentencia.
Peor es matar
Cuando
escribíamos en el libro“No matarás…” El
fallo FAL y el Extermino, que los jueces del famoso caso violaban la ética
del juez falsificando hechos o citando mañosamente para embaucar, Marcelo me
paró en seco: - “vos te quejás de que mienten cuando están matando”. Me sentí
un minucioso colador de mosquitos… La opinión argentina está que arde a
banderazo limpio por la impunidad de los ladrones, cosa que ni son mosquitos ni
moquito de pavo, mientras se traga el camello del Genocidio del aborto; pero te
cuento que hay jueces…
Se plantaron ante
el Derecho Verde
Un tal Diosnel
mató a Viggiano; y el mismo delincuente venía abusando sexualmente por siete
años de una hermanastra desde que ésta tenía seis, hasta que la embarazó.
Entonces la forzó al crimen prenatal con la complicidad de las aves negras del
Derecho verde. Nos enteramos por el voto del Juez Anzoátegui que los integrantes del Programa de víctimas contr las violencias del Ministerio de
Juticiay Drechos Humanos “se
introdujeron en la vida” de la madrecita y de la niña que llevaba en su seno, “con
la sutileza de un elefante en un bazar”. La Brigada de la muerte la separó de
su madre practicando Ideología de Género que usurpa patria potestad y la
estatiza, y la llevó a un hospital público para la consumación. En el
expediente quedó comprobado que la dejaron peor: sin una hija y con el Síndrome
Post aborto.
¿Y los protocolos
desatados por el fallo FAL?
“Esos
protocolos, así como el fallo de la Corte suprema, son contrarios a la ley, a
la Constitución Nacional y al más
elemental sentido de justicia” y “son directamente perversos”; leemos en la
sentencia. Los “Protocolos para la atención integral de las personas con
derecho a la interrupción legal del embarazo” son un “Manual de salvajadas
inhumanas”. Éstas son cosas obvias en el Derecho-Derecho porque, sigamos
leyendo: “Según la constitución Nacional y las leyes, el comienzo de la
existencia del niño por nacer es el momento de la concepción”. Tanto que lo reconoce hasta la Corte Suprema
Verde y hasta con la misma composición
que en FAL y - ¡creer o reventar!- lo
hace hasta en ese mismo fallo desatante, y por eso mismo, porque por
reconocerla persona y no una verruga ni un quiste, a la que en mi libro bauticé
como “Verónica” le designó defensor.
¿Qué
pasó entonces allá lejos, 2012, en el fallo detonante del Exterminio, ? -Que la defensa apeló en tiempo y forma la
sentencia de muerte pero los jueces de Chubut la ejecutaron antes y, sin
embargo, concedieron la apelación inútil con un expediente “sin caso” (inconstitucional
por todos lados), para que la Suprema se tomara dos años pergeñando el golpe de
Estado de cohonestar el crimen y desatar los Protocolos de la muerte mediante
un simulacro de sentencia, prepoteando como legisladores, que no lo son. Porque
es sabido, constitucionalmente, que los jueces “han nacido pa´fallar”, y no
para legislar.
Investigar las
brigadas asesinas
La justicia
quedaría incompleta condenando sólo a Diosdel y nada más que por esos delitos.
Los jueces están legalmente obligados a denunciarlos y a promover su
investigación y castigar cuando se prueban en forma. Entonces el Tribunal (que
además componen los doctores Rizzi y Sañudo), manda que se investigue el
Homicidio prenatal cometido, cosa que se ve no entraba en expediente;
también a sus autores y a los que
estando obligados no lo evitaron. Porque “el Tribunal ha comprobado con
absoluta certeza que en el trámite del proceso diversos agentes estatales han
colaborado, directa o indirectamente, con la comisión de un delito de similar o
mayor gravedad que los crímenes que le merecieron al acusado 35 años de
prisión” (por homicidio y abuso). Pero parece que del expediente surgiría la
probabilidad de que la muerte de la niña por nacer (porque era una mujercita),
mejor dicho por morir, se haya producido después de nacida; o sea
homicidio-homicidio y no homicidio-aborto. También hay que investigar eso,
mandan. –Hay jueces.
“Considero que también debe
investigarse a los funcionarios dependientes de la Defensoría General de la
Nación, de los organismos nacionales encargados de la protección de los
derechos del niño, y de los demás funcionarios públicos que intervinieron en
los comienzos de este proceso, en punto al gravísimo incumplimiento de sus
deberes funcionales” (con cita de la Ley de la Defensa Pública; ley 26.0621 de
Protección integral de niños y adolescentes”, reglamentaria de la Convención de
Derechos del Niño, incorporada al máximo nivel normativo argentino).
¿Qué hicieron los funcionarios
encargados de la defensa de los derechos de la niña asesinada?, se
pregunta. “Absolutamente nada”, pese a
que estaban notificados. “¿No saben ellos
-piense lo que piense la Corte Suprema, el Ministro de Salud y tanta
otra gente- que las personas por nacer son
´niños´ en los términos de la Constitución Nacional, la Convención
sobre los Derechos del Niño y la ley 26.017?” (Sic).
Y
no puede decirse, falsificando el Derecho con el Derecho-Verde- Falista, que
“no hay que judicializar”, porque la garantía elemental de defensa no puede ser
negada y la propia doctrina de la Corte Suprema lo ha ratificado hasta el
hartazgo (la sentencia cita Fallos de la
Corte Suprema, tomo 325: 1347 y etc.).
Todavía
hay esperanza con la justicia en la Argentina.
En
la Ciudad de Buenos Aires, tres jueces se la tomaron en serio.
[1] Autor de los libros Salvar vidas
con el Derecho Penal – Testimonio de un Defensor (Círculo Rojo, Buenos Aires, 2018); “No matarás…”. El fallo FAL y el Exterminio (Editorial Katejon, Buenos
Aires, 2020); y “Gesta de Dios por los
argentinos (Preguntas y respuestas sobre el Genocidio prenatal desatado),
misma editorial, lugar y fecha).
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