ya empezaron a encargarse de la fecundación
asistida
Luciana Mantero
Infobae, 27 Abr,
2023
El nacimiento de
las primeras dos bebés concebidas por un robot en un laboratorio de reproducción
asistida anunciado ayer, fue recibida como un hito, esperable, entre la
comunidad científica ligada al tema. La automatización de la fecundación
–coinciden especialistas de distintos países– podría abaratar los costos de
los tratamientos. Disminuirá la cantidad de embriólogos, pero el factor
humano “siempre” será necesario.
El avance fue dado
a conocer por la revista del Massachusetts Institute of Technology (MIT). La
nota del periodista especializado Antonio Regalado, cuenta: “La primavera
pasada, ingenieros en Barcelona empaquetaron el robot de inyección de esperma
que habían diseñado y lo enviaron por DHL a la ciudad de Nueva York. Lo
siguieron hasta una clínica llamada New Hope Fertility Center, donde volvieron
a armar el instrumento, ensamblando un microscopio, una aguja mecanizada, una
pequeña placa de Petri y una computadora portátil. Luego, uno de los
ingenieros, sin experiencia real en medicina de fertilidad, usó un controlador
Sony PlayStation 5 para colocar una aguja robótica. Al observar un óvulo humano
a través de una cámara, avanzó por sí solo, penetró en el óvulo y dejó caer un
solo espermatozoide. En total, el robot se utilizó para fertilizar más de
una docena de óvulos. El resultado de los procedimientos, dicen los
investigadores, fueron embriones sanos, y ahora dos niñas, que afirman que son
las primeras personas nacidas después de la fertilización por un robot”.
“Haber hecho un
ICSI con un robot es un paso enorme en pro de la automatización del
laboratorio. Hasta ahora nadie lo había logrado. Overture Life (del argentino
Martín Varsavsky) iba muy adelante, tanto en esto como en el cultivo de
microfluidos: tratar de que el cultivo de los embriones se parezca lo más
posible a lo que pasa en las trompas de Falopio”, dice Gustavo Martínez, embriólogo,
presidente de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida.
Martínez cree que
en la próxima década se va a lograr una automatización más importante. “Un
laboratorio grande de mil casos que hoy tiene entre cinco y diez embriólogos,
tendrá entre tres y cinco. Pero siempre va a hacer falta alguien que con un
criterio humano haga la selección y la manipulación de gametas y óvulos”,
consideró.
“A los pacientes
los tranquiliza ser escuchados y asesorados por embriólogos que van a tener
contacto con sus células, que no dejan de ser parte de su cuerpo”, sostiene la
psicoanalista y especialista Laura Wang a la hora de pensar y valorar el
recurso humano que podría ser desplazado por las máquinas, aunque no
totalmente.
El New Hope
Fertility Center de Nueva York está dirigido por John Zhang, el médico
responsable, en 2016, del primer bebé nacido a partir de la genética de tres
personas (una parte del óvulo de la madre se combinó con otra de la donante):
el mal llamado “bebé de tres padres”.
“Inexorablemente
vamos hacia la automatización de los procesos en los laboratorios de FIV
(fertilización in vitro); será más rápido de lo que imaginamos”, arriesga Juan
Aguilera, médico especialista de Salta (Argentina). Y asegura: “Tanto
embriólogos como médicos tendremos que capacitarnos para el uso de estas nuevas
tecnologías”.
Desde Colombia, su
par Ricardo Rueda, contextualiza: “Los procesos de automatización están a la
orden del día en muchas áreas de la medicina, como la utilización de robots en
cirugías de diferentes especialidades. Las técnicas de reproducción asistida no
se escapan de esta tendencia. La inteligencia artificial, la automatización de
procesos con la utilización de robots y los rápidos avances en bioingeniería,
sin duda alguna resultarán en una reducción de costos y una aceleración de la
industrialización de las técnicas”.
El objetivo
principal de automatizar la FIV es simple: hacer muchos más bebés. Alrededor de
medio millón de niños nacen a través de este método en todo el mundo cada año,
pero la mayoría de las personas que necesitan ayuda para tener hijos no tienen
acceso a medicamentos y técnicas de fertilidad, o no pueden pagarlos.
“¿Cómo pasamos de
medio millón a 30 millones de bebés al año?”, se pregunta David Sable, un ex
médico especialista en fertilidad que ahora dirige un fondo de inversión.
“No puedes si
diriges cada laboratorio como una cocina artesanal hecha a la medida. Ese es el
desafío que enfrenta la FIV. Han sido 40 años de ciencia sobresaliente e
ingeniería de sistemas realmente mediocre”, sostiene en la publicación del MIT.
Para el médico
chileno e investigador Fernando Zegers, es lo natural que ocurra. “Todo lo que
lleve a hacer más eficientes estos procesos que requieren una gran destreza en
la mecanización de la reproducción es una buena noticia”, opinó y agregó: “Esto
no tiene trascendencia para la maternidad y la paternidad, todo lo contrario,
las facilita. Negarse a esto, o no estar preparado para esto, es no conocer el
mundo en el que uno está viviendo”.
Por su parte, su
colega mexicano Luis Gallardo advierte: “Este es un gran avance que debemos
mirar con lupa, ya que todo el proceso no está automatizado, solo la inyección.
Ahora debemos esperar que los resultados y la accesibilidad estén al alcance de
las clínicas de reproducción. Con el paso del tiempo (este robot) podría ser
parte del mobiliario de rutina de un laboratorio”.
El procedimiento
mecánico está a dos años de pasar las certificaciones necesarias para ser
aprobado por la FDA (la agencia reguladora de medicamentos y alimentos de
Estados Unidos). Pero cuando esto suceda, podría ampliar notablemente el acceso
de la reproducción asistida, la principal barrera en sociedades con menores
ingresos, para que la escala de los bebés nacidos por este método pegue un salto.
Esto es, volver la técnica mucho más masiva.
“Va a abaratar
costos. Por ejemplo, un embriólogo senior en USA cobra 120.000 dólares anuales,
mientras que este procedimiento lo puede hacer ahora un junior que cobre la
mitad. Además, a mejores resultados, menos ciclos de FIV (fertilización in
vitro) se necesitan, y en USA cada uno cuesta entre quince mil y veinte mil
dólares”, dice a Infobae Santiago Munne, premiado genetista y director de
innovación de la empresa española Overture Life, que diseñó y construyó el
robot. La empresa fue fundada por Varsavsky, su actual CEO.
“El ICSI, poder
inyectar a mano en el ovocito, es algo que requiere mucha experiencia, y
nosotros lo hemos automatizado”, declara a este medio Varsavksy desde España.
Estos más otros desarrollos en los que están trabajando, que automatizan el
laboratorio de embriología, harán –según la visión del empresario– que los
resultados sean mejores y que cueste menos dinero la congelación de ovocitos y
el IVF.
“Es poco factible
que todo el proceso sea hecho por robots. Hay diferentes pasos en una FIV y
bien muchos de ellos van a poder ser ayudados por la tecnología, van a seguir
necesitando un embriólogo al lado”, sostiene el especialista César Sánchez
Sarmiento, quien piensa que esta tecnología tardará unos 25 años en llegar a
los centros de Latinoamérica.
¿Cambiará en algo
el imaginario, la fantasmática de las personas que buscan un hijo a través de
la reproducción asistida, el hecho de que este sea concebido por de un robot?
Wang cree que los pacientes no saben con exactitud qué pasa dentro del
laboratorio, ni quiénes son las personas que allí trabajan. Que la fecundación
allí adentro es percibida en el orden de lo milagroso o de lo mágico.
“El discurso
actual está colmado de datos y números. Durante las instancias de una
fertilización in vitro el trabajo interdisciplinario no logra conectar a los
pacientes con los embriólogos. Actualmente, sin robots, la confianza en lo que
ahí –en la cocina– sucede, es tan ciega como necesaria. Mientras haya una
persona que escuche (ese rol lo ocupan las ginecólogas y los ginecólogos) no
imagino que pueda afectar de manera distinta la subjetividad de una persona
saber que la fecundación la hizo un robot o una persona”.
Si como dijo la
médica ambiental Shanna Swan, (investigadora e la universidad Mout Sinai de
Nueva York) “en el año 2045 es posible que la mayoría de las parejas tengan que
utilizar la reproducción asistida″, la ciencia, la tecnología y el mundo de los
negocios parece estar preparándose para dar respuesta. Y aquí cabe preguntarse
sobre qué es primero, si el huevo o la gallina, pero esa sería una nota aparte.
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