martes, 20 de diciembre de 2022

TRANSHUMANISMO

 

Joe Allen: «Nuestras élites quieren vivir para siempre»

 

(InfoCatólica) 19-12-22

 

En un artículo reciente en su substack, el escritor estadounidense Joe Allen, experto en transhumanismo, lanza con lucidez y humor irónico una alerta sobre los peligros de la búsqueda de la inmortalidad por medio de la tecnología.

 

Allen comienza su reflexión afirmando que los creyentes superan el miedo a la muerte por su fe en la resurrección o la reencarnación. Para ellos, «el misterio de la muerte es un rito de paso». En cambio, explica Allen, «para el materialista, solo existe este mundo, más allá del cual los que mueren encuentran la aniquilación total. El cerebro se disuelve en la negra nada. La conciencia se detiene con el Gran Cero al final de nuestras vidas. Y a todos los seres sensibles y todo recuerdo de nuestra existencia les espera el Gran Cero al final del universo.»

 

A los que están «revolcándose en este trance de dolor», dice el autor, el transhumanismo les «ofrece una salvación sintética por medio de tres métodos básicos: la bio-longevidad, la continuidad biónica y la inmortalidad digital. La genómica detendrá el envejecimiento en el nivel celular. La biónica mantendrá el cuerpo funcionando con piezas de repuesto. Y una vez que la inteligencia artificial esté suficientemente avanzada, las cargas mentales permitirán la comunión eterna con las deidades digitales que los técnicos están ocupados en crear.»

 

Allen cita una declaración de Jared Kushner, yerno de Donald Trump: «Creo que hay una buena probabilidad de que mi generación sea… la primera que viva para siempre o bien la última que va a morir.»

 

Allen comenta: «Kushner no está solo. Muchos en nuestras crédulas élites, desde Wall Street hasta el Foro Económico Mundial, han sido atrapados por una tecno-religión. Sus sacerdotes laicizados son los científicos y futuristas que impulsan terapias genéticas radicales, interfaces cerebro-computadora y diversos dispositivos de registros vitales. A medida que la tecnología se vuelve cada vez más sofisticada, podemos estar seguros de que cada ateo… será presa de esta estafa cósmica. ¿Y los que no puedan pagarla? Bueno, ya se sabe que sólo hay un espacio limitado en el bote salvavidas.»

 

Bio-longevidad

El primer método para demorar la muerte es preservar el cuerpo en el nivel celular. Allen lo presenta así: «Una línea de ataque propuesta es corregir los genes defectuosos y desactivar los programas de autodestrucción innatos de la célula. Con el descubrimiento del complejo CRISPR-Cas9 en 2012, los genetistas tienen ahora el poder de eliminar más fácilmente los genes defectuosos e incluso insertar códigos genéticos nuevos y superiores.»

 

El autor informa que un decreto del Presidente Joe Biden (la Iniciativa Nacional de Biotecnología y Bio-fabricación) asignó 2.000 millones de dólares a proyectos de «alto riesgo y alta recompensa» para «escribir circuitos para células y programar biología de manera predecible de la misma manera en que escribimos software y programamos computadoras».

 

Luego Allen cita a un alto ejecutivo de Google: «Evitando el 90 % de los problemas médicos», escribió Ray Kurzweil en La Singularidad está cerca, «la esperanza de vida aumenta a más de 500 años. En el 99 %, tendríamos más de mil años».

 

Allen comenta: «Inspirados por este tipo de fantasía estadística, los oligarcas de las grandes compañías tecnológicas están vertiendo miles de millones [de dólares] en varios laboratorios de extensión de la vida… Según todas las apariencias, los multimillonarios temen a la muerte como si les aguardara el infierno, y pagarán cualquier cantidad para evitarla. Si tienes suerte, también tú podrías agregar algunos años a tu vida a través del goteo de la inmortalidad. Si estas terapias genéticas y órganos impresos en 3D no logran que tu esqueleto siga arrastrándose, siempre hay médicos criónicos que te congelarán justo antes de que mueras y luego te descongelarán una vez que estos transhumanistas finalmente se organicen.»

 

Continuidad biónica

El segundo método es reemplazar los tejidos y órganos averiados con repuestos mecánicos. El autor señala que ya hacemos esto con los marcapasos, los implantes cocleares o dentales, toda la industria de la cirugía plástica, etc. Empero, los transhumanistas pronostican un día cercano, dice Allen, «en el que prótesis más avanzadas ofrecerán una funcionalidad superior, incluida la función cerebral. Tendremos navajas suizas para los dedos y genitales artificiales versátiles, algo así como los de los transexuales de hoy, pero presumiblemente mucho mejores. Más le vale a cualquiera con perspectivas de inmortalidad esperar que eso sea así. A medida que nos precipitamos hacia esta pesadilla en el siglo XXI, los futuristas afirman que pronto será posible modelar todo el cerebro humano –hasta el último patrón de pensamiento electroquímico– usando inteligencia artificial [IA]. El gurú transhumanista Ray Kurzweil predice que esto se logrará para 2029. (No está claro si será a principios de año o justo a tiempo para Navidad).»

 

Continúa Allen: «Siguiendo una plantilla digital creada por IA, los médicos reemplazarán nuestras neuronas moribundas con neuronas artificiales. Poco a poco, nuestros cerebros de carne se transformarán en un entramado de transistores ultrarrápidos. Es una mente-cerebro mejorada que podría durar para siempre, así que asegúrate de obtener una garantía. Sin embargo, ¿este monstruo mecánico seguirías siendo tú? La idea es que un patrón es un patrón, y el «alma» humana es solo un patrón de información. No importa cuál sea el medio. Piénsalo de esta manera: si reemplazaras cada hilo de un suéter, hebra por hebra, con lana artificial, todavía se sentiría como el mismo viejo suéter. Quizás incluso mejor. Por supuesto, estas neuronas artificiales aún no han sido desarrolladas –ni siquiera se está cerca de ello–, pero lo serán algún día. Ya lo verás. Ten un poco de fe. Los científicos están trabajando duro. Es una inversión sólida.»

 

Inmortalidad digital

El tercer método para alcanzar la vida cuasi-eterna es básicamente el lado digital de la continuidad biónica. «En lugar, o además, de reemplazar las neuronas con neuronas artificiales», dice Allen, «la mente será cargada gradualmente en una computadora, donde los patrones de la personalidad de uno pueden ser sepultados a perpetuidad. Los transhumanistas se deleitan en señalar que ya lo estamos haciendo. Todos, desde los niños pequeños hasta los viejos decrépitos, están alimentando su yo interior en Google, Facebook, Amazon, Microsoft, Apple, los buitres de datos de terceros y cualquier agencia de inteligencia con acceso de puerta trasera a estas empresas. Quizás algún día ellas nos vuelvan a vender nuestros gemelos digitales para que podamos habitar en nuestros espectros virtuales.»

 

Allen cita una vez más a Ray Kurzweil: «Actualmente, cuando nuestro hardware humano falla, el software de nuestras vidas –nuestro «archivo mental» personal– muere con él. Sin embargo, este no seguirá siendo el caso cuando tengamos los medios para almacenar y restaurar los miles de billones de bytes de información representados en el patrón que llamamos nuestros cerebros».

 

Kurzweil cree que los nanobots inyectables son la clave de este proceso de carga. Estos robots microscópicos viajarán a través del cerebro, mapeando cada neurona y sinapsis, creando un facsímil perfecto del «alma» en una computadora. «En otras palabras», explica Allen, «con una vigilancia suficientemente detallada, nuestros datos personales pueden ser procesados a través de inteligencia artificial para crear un «alma» in silico nueva y más duradera. Habiendo sido bautizado en ondas electromagnéticas, te convertirás en tu fantasma digital, flotando para siempre entre los ángeles de la IA.»

 

Así que quieres vivir para siempre. Buena suerte con eso

Allen sostiene que la humanidad se compone de tres elementos primarios: el espiritual, el biológico y el tecnológico. «En el mejor de los casos», afirma, «somos almas eternas guardadas como reliquias en cuerpos, con herramientas extremadamente poderosas en nuestras manos. En el peor, somos monos torpes en la Máquina. A medida que la cosmovisión materialista erosiona nuestra conciencia espiritual, nos quedamos sin nada más que cuerpos mortales. Cuando Dios está muerto, la tecnología es exaltada como el poder más alto, que sostiene la promesa de WiFi gratuito y salvación sintética. La ilusión de la inmortalidad física... está capturando la imaginación de nuestras élites. No hace falta ser un genio matemático para darse cuenta de que si realmente logran vivir para siempre, y el planeta tiene un espacio y recursos finitos, algunos de nosotros tendremos que convertirnos en abono para sus jardines biomecánicos.»

 

«Dios no será burlado», concluye Allen. «Y tampoco la Madre Naturaleza. Estoy seguro de que, en el transcurso del tiempo, cada cyborg multimillonario y cada carga semi-retardada habrá abandonado este despojo mortal [alusión a Shakespeare, Hamlet, Acto III, Escena IV]. Desafortunadamente, también sospecho que ellos empujarán alegremente al resto de nosotros fuera del escenario mientras hacen su baile apocalíptico.»

sábado, 17 de diciembre de 2022

CANADÁ MATÓ

 

a más de 10.000 personas mediante el suicidio asistido el año pasado

 

(LifeNews/InfoCatólica) 17-12-22

 

Un artículo de Sam Ashworth-Hayes que fue publicado por el Spectator (Reino Unido) el 11 de diciembre de 2022 argumentando que la catástrofe de la muerte asistida en Canadá es una advertencia para el Reino Unido. Se trata de un artículo importante porque la muerte asistida (eutanasia) está siendo muy debatida en el Reino Unido.

 

Ashworth-Hayes escribe:

 

«Hay una razón por la que la gente ha advertido contra la legalización de la eutanasia una y otra vez. Los incentivos para que los individuos y el Estado se comporten de forma diabólica son simplemente demasiado fuertes para ser ignorados. Una vez que se abandona la salvaguarda moral esencial de que el asesinato está mal, la progresiva normalización de la muerte por un médico se expande inevitablemente.

 

Esto es de nuevo visible en Canadá, donde 10.000 personas fueron asesinadas por sus médicos sólo en 2021. El ámbito de aplicación de la ley se ha desplazado ahora de las personas que se enfrentan a una muerte inminente a aquellas que simplemente experimentan síntomas «intolerables» en opinión del paciente o del médico. Y, animados por estos buenos resultados, los legisladores están ampliando ahora la cobertura a los enfermos mentales, a quienes se ofrecerá la opción de acabar con todo. Muévete rápido, rompe cosas y pregunta después.

 

El alcance de esta normalización es asombroso. Una marca de ropa lanzó una campaña publicitaria centrada en una joven que había elegido morir; el hecho de que lo hubiera hecho como respuesta a la incapacidad del sistema sanitario canadiense para tratarla quedaba fuera de la pantalla. Si no puedo acceder a la atención sanitaria, ¿puedo acceder a la atención a la muerte?, preguntó en junio; la respuesta, al parecer, fue afirmativa.

 

Este caso habla de un problema fundamental con la muerte asistida. Hay personas en Canadá que habrán suplicado, una y otra vez, que se les proporcione una vivienda adecuada, o que se les facilite otro tipo de alojamiento. Pero estas cosas son caras e implican un esfuerzo considerable por parte de la burocracia estatal. La muerte asistida sólo requiere dos firmas y la depresión de una jeringuilla. Y aunque pueda ser un desenlace terrible para aquellos cuyas vidas podrían haberse salvado, la eutanasia supone un tremendo impulso fiscal para el Estado. Los enfermos mentales son costosos, los discapacitados son costosos, los enfermos son costosos. Ocupan espacio en los hospitales, ocupan el tiempo de los médicos, suponen una carga para los servicios del Estado, exigen que los trabajadores del Estado trabajen.

 

Como Yuan Yi Zhu ha señalado en estas páginas, todo esto nunca debió ocurrir. La puerta a la distopía de Canadá se abrió en 2015, cuando el Tribunal Supremo declaró que los temores de «un descenso por una pendiente resbaladiza hacia el homicidio» eran solo eso: temores fundados en nada más que especulaciones y alarmismo.

 

En otras palabras, la pendiente resbaladiza sigue siendo la mejor descripción práctica de cómo funciona realmente el cambio social: una vez que hay impulso detrás de una causa, una vez que se abandonan las salvaguardias de principio esenciales de que un curso de acción es totalmente erróneo, una vez que estamos de acuerdo en teoría en que los argumentos que obligan a dar el primer paso se aplican igualmente al segundo. En resumen, una vez que empezamos, es muy difícil encontrar un lugar estable donde parar. Los responsables políticos británicos que se planteen seguir el ejemplo de Canadá deberían plantearse dónde termina.

 

Estos mismos argumentos son igualmente importantes para los numerosos Estados de EE.UU. que debatirán la legalización del suicidio asistido en 2022. No vaya por ahí. El suicidio asistido, una vez normalizado, es expansivo».

 

 

lunes, 12 de diciembre de 2022

URGE UNA ENCÍCLICA

 

 que condene el género

 

 Willem Jacobus Eljk

Cardenal arzobispo de Utrecht

 

Brújula cotidiana, 12-12-2022

 

La teoría de género contradice gravemente la naturaleza humana y tiene serias implicaciones para la proclamación de los fundamentos de la fe cristiana al socavar el papel del padre, la madre, los cónyuges, el matrimonio y la relación entre hijos y padres. Muchos fieles y muchos obispos creen que es urgente un documento que exponga la visión de la Iglesia católica.

 

El término género se introdujo en la década de 1950. Esto se refiere principalmente a los roles sociales de hombres y mujeres. La idea es que en el pasado el rol (género) de hombres y mujeres era impuesto por la sociedad.

 

En la sociedad occidental actual, con su hiper individualismo y la ética autónoma asociada al mismo, se asume que el individuo no acepta un rol impuesto por la sociedad, sino que elige de manera autónoma su género. Este rol que el individuo elige para sí mismo se denomina identidad de género. El individuo puede elegir un género independientemente del sexo biológico que se le asigne.

 

Según la orientación o las preferencias sexuales de una persona, una persona puede decidir ser heterosexual, homosexual, lesbiana, transexual, transgénero o no binaria. No binario significa que una persona aún no quiere ser hombre o mujer. Un transexual es una persona que cree que su identidad de género no coincide con su sexo biológico. Por ejemplo, un hombre puede sentirse como una mujer siendo biológicamente un hombre, o viceversa. Cuando alguien está insatisfecho y lucha con su sexo biológico debido a esto, se lo conoce como disforia de género. Una persona transgénero es una persona transexual que pretende cambiar su sexo biológico por el correspondiente a su identidad de género o que ya lo ha hecho mediante tratamientos médicos y procedimientos quirúrgicos.

 

Junto a la teoría de género, existe la llamada teoría queer, según la cual no existen identidades de género fijas, sino fronteras fluidas entre ellas. Por ejemplo, hay jóvenes que a veces tienen relaciones con alguien del mismo sexo y a veces con alguien del sexo opuesto, dependiendo del sentimiento y estado de ánimo del momento.

 

Organismos internacionales, como las Naciones Unidas, promueven la implementación de la teoría de género a nivel mundial en empresas, organizaciones gubernamentales e instituciones de salud. También lo hacen a través de programas educativos que animan a los niños y jóvenes desde la escuela primaria a reflexionar sobre la identidad de género que quieren elegir o por la que se sienten atraídos. En los niños que no están seguros de querer convertirse en transgénero, la administración de un agente hormonal, la triptorelina, puede retardar el inicio del desarrollo puberal con el objetivo de dar tiempo al niño para reflexionar sobre esta cuestión. Ante todo, esta hormona puede causar efectos secundarios graves. Asimismo, cabe recordar que los adolescentes suelen dudar de su identidad de género durante algún tiempo. Sin embargo, en la mayoría de los casos la disforia de género pasa sin problemas. Además, muchas personas transgénero se arrepienten después de cambiar su sexo biológico. Especialmente después del cambio quirúrgico de sexo biológico, pero ya no hay vuelta atrás.

 

Los orígenes de la teoría de género se encuentran en el feminismo radical. En la segunda mitad de la década de 1940, Simone de Beauvoir escribió que no se nace mujer, sino que se convierte, es decir, a través del clásico rol de mujer impuesto por la sociedad. Según el feminismo radicalizado de los años 60 y 70, la sociedad impuso a la mujer casada el papel de instrumento de reproducción y educación. La anticoncepción podría liberarla de este rol. La feminista Firestone escribió en 1970 que, una vez liberadas de la tiranía de su biología reproductiva, las mujeres podrían desempeñar un rol propio, independiente del sexo biológico. Esta liberación implicaba también el desmantelamiento de la familia, la unidad social organizada en torno a la reproducción, y la sumisión de la mujer a su destino biológico. También pidió la libertad de todas las mujeres y de los niños para hacer lo que les plazca sexualmente. Después de la última revolución feminista, creía que surgiría una sociedad en la que todas las formas de sexualidad estarían permitidas y consentidas. En la década de 1960, se pensaba que la introducción de la píldora anticonceptiva hormonal “liberaba” en gran medida a las mujeres de su biología reproductiva. Esto sentó las bases para la separación total del género del sexo biológico.

 

La idea básica de la teoría de género, que los roles de hombres y mujeres (género) pueden estar completamente separados del sexo biológico, deriva de la visión del hombre dominante en nuestra sociedad actual. En general, se limita la persona humana a su conciencia (la mente), con su capacidad de pensar y tomar decisiones autónomas, que fue gradualmente posible en el contexto de la evolución por el desarrollo de procesos bioquímicos y neurofisiológicos muy complicados en el cerebro. Según esta visión del hombre, el cuerpo es sólo el medio por el cual la persona (limitada a la conciencia) puede expresarse. Esto le otorga a la persona humana un derecho muy amplio a disponer de su propio cuerpo, incluida su sexualidad biológica.

 

Por el contrario, la Iglesia católica enseña que el hombre no es sólo su alma o sólo su cuerpo, sino que es una unidad de alma y cuerpo (Gaudium et spes, n. 14). El cuerpo, incluidos los órganos reproductivos y sexuales, no es algo secundario o accesorio, sino que pertenece a la esencia del hombre y por tanto, como el hombre, es un fin en sí mismo y no un mero medio que el hombre puede utilizar para cualquier fin. Juan Pablo II escribe en su encíclica Veritatis splendor (n. 48) que el cuerpo humano no es una materia prima con la que el hombre puede hacer libremente lo que quiera y a su antojo.

 

El hombre y la mujer comparten la misma alma y por lo tanto tienen la misma dignidad humana. Sin embargo, son físicamente diferentes en el sentido de que se complementan entre sí a través de su sexualidad biológica. Esta complementariedad se refiere a su papel mutuo en la reproducción. Entre otras cosas, el hombre y la mujer son complementarios también desde el punto de vista de las diferencias bio-psíquicas. Como ya se mencionó, el cuerpo pertenece esencialmente al ser humano y así la sexualidad biológica. Ser hombre o mujer es, por lo tanto, parte de su ser y no puede ser separado de él.

 

Esto también es evidente en la Revelación: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1, 27). Al anuncio de que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza le sigue inmediatamente la afirmación de que lo creó varón y mujer. Esto quiere decir que la Revelación enseña que su ser hombre y mujer está anclado en su ser creados a imagen y semejanza de Dios.

 

Naturalmente, los roles (de género) de hombres y mujeres pueden cambiar bajo la influencia de factores socioculturales. Hasta la década de 1950, muchos países creían que las mujeres tenían que dejar su trabajo cuando se casaban. Además, a menudo no podían abrir una cuenta bancaria sin el consentimiento de su marido. Este ya no es el caso en los países occidentales, debido a los cambios socioculturales que se han producido desde entonces. Incluso las mujeres pueden convertirse en directoras ejecutivas en nuestra época. Que esto sea imposible para ella no está escrito en su sexualidad biológica.

 

Sin embargo, no es posible separar por completo los roles sociales de hombres y mujeres de su sexualidad biológica. Los aspectos esenciales del ser hombre y mujer, del ser marido o esposa, del ser padre o madre y del ser hijo o hija, están todos anclados en el ser creados a imagen y semejanza de Dios, es decir, en la esencia del hombre, y por lo tanto al orden de la creación de Dios.

 

La teoría de género tiene serias implicaciones para proclamar los fundamentos de la fe cristiana, confundiendo y por lo tanto socavando los roles de padres, madres, cónyuges, matrimonio y la relación entre hijos y genitores. Dios se nos ha revelado como Padre. Pero ¿cómo puede proclamarse como tal si se nubla el concepto de padre? Erosionar o cambiar el significado de palabras como padre, madre, matrimonio, paternidad y maternidad también dificulta el anuncio de la fe en Cristo como Hijo de Dios Padre, que se hizo hombre, y en María como esposa del Espíritu Santo. La teoría del género también socava la analogía entre la relación entre Cristo y la Iglesia, por un lado, y entre marido y mujer, por el otro (Efesios 5:21-33). En esta analogía se basa, entre otras cosas, el hecho de que el sacerdote debe ser un hombre porque representa a Cristo, el esposo, en persona y, por lo tanto, se dirige también a la Iglesia como su esposa. Separar el género del sexo biológico haría irrelevante si un sacerdote es hombre o mujer.

 

El magisterio papal rechaza la teoría del género, pero hasta ahora solo lo ha hecho de manera sumaria. En su discurso de Navidad a la curia del 21 de diciembre de 2012, Benedicto XVI observó que, en el contexto de la teoría de género, el hombre “niega su propia naturaleza y decide que no se la da como un hecho preconcebido, sino que él mismo la crea”. Papa Francisco también ha dicho varias veces que la teoría del género es incompatible con la naturaleza humana y con la visión cristiana de la diferencia de género.

 

En la encíclica Laudato si', subraya que una verdadera ecología exige también el respeto por la diferencia de género: “Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma” (n. 155). Véase también Amoris laetitia, n. 56.

 

En un discurso a los participantes en la sesión plenaria de la Academia Pontificia para la Vida, el 6 de octubre de 2017, advirtió a su audiencia contra los riesgos de la teoría de género: “La manipulación biológica y psíquica de la diferencia sexual, que la tecnología biomédica deja entrever como completamente disponible a la elección de la libertad, ¡cuando no lo es! -, se corre así el riesgo de desmantelar la fuente de energía que alimenta la alianza del hombre y la mujer y la hace creativa y fecunda”.

 

Muchos fieles, incluidos muchos obispos y conferencias episcopales enteras, creen que es de gran importancia, dada la velocidad con la que la teoría del género se está difundiendo y poniendo en práctica, que se publique pronto un documento papal autorizado, como una encíclica, que exponga en detalle la opinión de la Iglesia Católica sobre la teoría de género.