miércoles, 30 de diciembre de 2020
lunes, 28 de diciembre de 2020
ORACIÓN POR LA VIDA
Oh María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Dado en Roma, junto a san Pedro, el 25 de marzo,
solemnidad de la Anunciación del Señor, del año 1995, decimoséptimo de mi
Pontificado.
IOANNES PAULUS PP. II
viernes, 18 de diciembre de 2020
FEMINISMO VS. FEMINISMO
una luchadora
antifranquista, a juicio por defender el sexo biológico
Por Claudia Peiró
Infobae, 18 de
Diciembre de 2020
El pasado lunes
14, Lidia Falcón, 84 años, abogada de mujeres víctimas de violencia, tuvo que
declarar en Tribunales. No la denunció la ultraderecha española, ni algún
colectivo machista, sino la Federación Plataforma Trans y la Dirección General
de Igualdad de la Generalitat -el gobierno catalán-, “agraviados” por las
declaraciones de esta histórica dirigente feminista.
Falcón, que a los
23 años ingresó al entonces clandestino Partido Comunista de España, fundó en
1979 el Partido Feminista, fuerza que por un tiempo integró Izquierda Unida.
Hoy es investigada por la Fiscalía de Delitos de Odio y Discriminación, por sus
críticas a la Ley Trans y a la “ideología misógina transgenerista” que, afirma
ella, inspira a esta norma promovida por la Ministra de Igualdad, Irene
Montero, esposa de Pablo Iglesias, vicepresidente del Gobierno español.
El Partido
Feminista de Lidia Falcón criticó varios aspectos de la Ley Trans, nombre
acortado de la “Proposición de Ley sobre la protección jurídica de las personas
trans y el derecho a la libre determinación de la identidad sexual y expresión
de género”, que impulsa Podemos, la fuerza de ultraizquierda de Montero e
Iglesias, que integra el gobierno en alianza con el PSOE (Partido Socialista
Obrero Español).
Los cuestionamientos de Falcón van dirigidos, entre
otros, a la gestación subrogada que permitiría a los homosexuales “alquilar
úteros femeninos para producir niños y niñas” como “un objeto más a añadir en
sus posesiones”, al uso de “bloqueadores de la pubertad, hormonas y medicación”
y al objetivo final de estas leyes que es invisibilizar “a la mujer como
categoría”.
“¿Es de izquierdas
hormonar a un niño para que cambie de sexo?”, preguntó Lidia Falcón cuando fue
presentado el proyecto.
Por estas
críticas, y como muestra de que la izquierda puede ser tan totalitaria como la
derecha, el Partido fundado por Falcón en 1977, fue expulsado de Izquierda
Unida, fuerza a la que se había sumado en el año 2015.
Como eso no bastó
para acallarla, luego Lidia Falcón fue denunciada por “odio”, el nuevo “delito”
de moda. Una figura que roza la censura. Como bien señaló ella misma, esta
“persecución política” muestra que “la democracia en España, por lo visto,
tiene algunas barreras o muros a la libertad de expresión y de crítica”. La
acusaron también -caballito de batalla de la izquierda autoritaria- de hacerle
el juego a la derecha, argumento con el cual se blindan ante las críticas.
El caso Lidia
Falcón se inscribe en una pelea mayor, la que divide al feminismo, y no sólo
español. Varios países occidentales son escenario de un extremismo feminista,
tanto más activo cuanto menos derechos quedan por conquistar. Países donde el
patriarcado está caído hace tiempo y ya no existen leyes ni instituciones que
discriminen a la mujer.
La desmesura de
algunas de estas corrientes es tal que ha hecho reaccionar al feminismo
tradicional. Sucedió también en Francia, donde la histórica Elizabeth Badinter
acusó al “neofeminismo guerrero” de “declarar guerra de sexos” y de ver en
todos los hombres a “predadores y agresores en potencia”.
Batalla convulsa
en el feminismo
El periódico
digital El Español, que entrevistó a Falcón en junio pasado, habla de una
“batalla convulsa” en el seno del feminismo: “Un choque frontal entre dos cosmovisiones irreconciliables: el
feminismo radical, de raigambre marxista, y el transfeminismo, que acepta los
postulados de la teoría queer. Este último acusa al primero de ‘tránsfobo’ por
negar que existe la ‘autodeterminación de género’.
Al revés que
Simone de Beauvoir, Lidia Falcón sostiene que “mujer se nace, no se hace”.
Opinión que para algunas es delito. “Si desaparece la categoría biológica de
mujer, ¿para qué sirve el feminismo -pregunta ella-; llevamos luchando más de
200 años (pero) ya no hablan de mujeres, parece que somos entes, ectoplasmas”.
Para ella, en cambio, la prioridad del feminismo es frenar femicidios y
violaciones.
En la Fiscalía,
Falcón ratificó sus opiniones. Era previsible que a una mujer que en los años
60 y 70 sufrió varias detenciones por su militancia antifranquista, no la
frenara una denuncia en 2020. En 1974 había sido falsamente acusada de
participación en un atentado de ETA y torturada durante nueve días.
En un artículo
titulado “El engrudo ideológico del género”, que obviamente avivó el enojo de
los adeptos a la teoría queer, ella preguntaba: “¿Es tan insensato que las
mujeres sean mujeres y los hombres, hombres?”.
La Ley Trans de
Podemos afirma que el sexo biológico no existe y que es la decisión de la
persona la que determina ser hombre o mujer. Es lo que llaman
“autodeterminación de género”.
En su tribuna, la
referente feminista recordaba su estupor al escuchar a fines de 2019 a Sofía
Castañón, de Podemos, explicar que a partir de la Ley Trans ya no se usarían en
los textos legales las categorías de mujer ni hombre ni padre ni madre, que serían
sustituidas por “progenitores gestantes” y “progenitores no gestantes”. “Son
los monstruos lingüísticos que acarrean del posmodernismo”, sentenciaba.
Pero lo que más la indignó fue ver por televisión “a
un niño, con un vestidito y un peinado de niña, que con 8 años se presentaba en
el Parlamento extremeño” para leer “un discurso elaborado sobre su deseo de ser
niña y de la necesidad de que así se le reconociera social y legalmente,
mientras todos los representantes de todos los partidos lo miraban embobados y
enternecidos, algunos incluso con lágrimas en los ojos”. Sigue asombrada de que
no haya habido reproche alguno a los padres ni intervención de la defensoría de
menores.
“¿Este tema es
realmente divisorio de la derecha y de la izquierda, o nos situamos en un mundo
surrealista donde la materialidad de los cuerpos humanos no existe? -preguntaba
Lidia Falcón- ¿Es preciso que se difunda el mensaje de que las niñas tienen
vulva y los niños tienen pene? ¿Es que nadie conoce las diferencias corporales
entre las hembras y los machos en las especies mamíferas? ¿Se trata de abolir
el Patriarcado o de abolir la realidad?”
Y agregaba:
“¿Dónde queda el sentido común, ese que tantas veces se invoca?” “Ni en el País
de las Maravillas hubiera imaginado que pudiera darse semejante discusión”.
En El Español,
Falcón explicó que “la historieta del género” empezó hace 30 años, cuando las
universidades norteamericanas “acogieron esa terminología, que es posmoderna”.
“Luego aparece la teoría queer con la ilustre ideóloga feminista Judith Butler,
que dice que la realidad no existe. Sólo existen los sentimientos, deseos,
emociones, impulsos. (...) No se fijan en la estructura económica del mundo ni
en las relaciones de clases. Ahora todos nos dejamos llevar por las emociones, todo
es subjetivo. Supongamos que un día yo descubro que quiero ser hombre, eso no
me convierte en hombre”, afirmó.
“También defienden
el ‘género fluido’ -siguió diciendo-. Te asignan el sexo cuando naces. He
preguntado muchas veces quién lo asigna: ¿El Registro Civil? ¿El médico? ¿El
cura? El sexo se forma en el mismo
momento de la concepción, de la inseminación, pero ellas defienden que unos
personajes siniestros que rigen la sociedad actual son quienes asignan los
sexos.”
Falcón rechaza
sobre todo la aplicación de esta teoría a los niños: que si un día un niño dice
que quiere ser niña haya que aceptar su deseo, que no se requiera ningún
diagnóstico médico o psicológico, que no se respete la voluntad de la familia
-la ley propone que se le asigne un defensor judicial al menor si los padres se
oponen a su “transición”-, y que incluso se lo pueda hormonar.
Si estas cosas escandalizan al que está leyendo, vale
advertir que en Argentina la Ley de Identidad de Género aprobada en el año 2012
ya admite todo esto: cambio de sexo a piacere, hormonación infantil,
intervención de la justicia si hay negativa de los padres, etcétera. Debate
ignorado por la opinión pública, que data de la época de la perfecta escribanía
kirchnerista en el Congreso. Como la Ley de Salud Mental y otras iniciativas de
enorme importancia que no tuvieron un debate a la altura de sus implicancias
sociales.
“Un bombardeo de
hormonas [en niños] no deja que crezcan los huesos, se descalcifican, no se
constituyen los rasgos físicos del varón o de la mujer”, advertía Falcón en la
citada entrevista. Pretenden abolir “las categorías de mujer y hombre, en las
que se dividen todas las especies mamíferas para que sea posible la
reproducción”, sostuvo.
El combate en el que está embarcada Lidia Falcón ha
llegado a estas costas y ya hay grupos feministas que reaccionan ante el
intento de hacer desaparecer la categoría “mujer” -del lenguaje, del
ordenamiento jurídico, etc-, subsumida en “personas menstruantes” o “personas
gestantes”, con el argumento de no excluir a los transexuales. Recientemente,
una corriente feminista argentina, que ha lanzado una Alianza contra el borrado
de las mujeres, denunció que “el Ministerio de la Mujer que dirige Elizabeth
Gómez Alcorta, tiene una política abiertamente queer”. Lidia Falcón es una de
las referentes internacionales de esta Alianza.
Ella afirma que la
teoría queer “se ha convertido en un pretexto para que los hombres consigan
nuevos privilegios; por ejemplo, ya hay hombres transexuales que participan en
deportes de mujeres”. También lleva a situaciones, “en las que un detestable
personaje que ha asesinado a una mujer se defiende diciendo que es una mujer”,
para evitar ser juzgado por violencia de género. Falcón afirma que éstas no son
anécdotas, sino signos de una tendencia preocupante.
Dos puntos
esenciales de discrepancia de la corriente feminista de Falcón con el colectivo
trans son la prostitución y el alquiler de vientres. “La prostitución se abolió
en España en el año 31 con la República. ¿Un siglo después tenemos que volver a
discutirlo? Hay medio millón de mujeres en España explotadas, tratadas,
violadas, humilladas, asesinadas…”, dice ella.
“Estos personajes -agrega, durísima-, aunque se llamen
progenitores gestantes, no pueden tener hijos así que los fabrican en las
barrigas de otras mujeres. Mujeres pobres, claro. Eso es un horror. Gestar un
hijo que te van a quitar como si fueses una máquina de zapatos. Así se
convierte la maternidad en un gran negocio.” Cita a dos países escenario de
estos tráficos: Filipinas y Ucrania, éste último familiar para los argentinos.
Sólo que aquí no hay mucho debate, no porque no exista oposición a estas
iniciativas sino porque las cosas se hacen sotto voce y la Argentina es una
sociedad exhausta, agobiada.
La penetración de
la teoría queer en la izquierda española ha sido tal, que generó incluso una
reacción de las mujeres del PSOE contra sus socias de Podemos a las que
acusaron de “negar la existencia del sexo biológico”, en un documento titulado:
“Argumentos contra las teorías que niegan la realidad de las mujeres”.
“Me han llamado
fascista -dice Falcón-. Esa es su estrategia, no es casual ni inocente. Se
benefician varios sectores: las clínicas de operaciones de cambio de sexo
(‘clínicas de género’), los vendedores de anabolizantes, los psicólogos y
psiquiatras. Además, se debilita el feminismo.”
Los insultos le
resbalan, asegura, no así la influencia social que puede tener esta corriente.
“Si realmente las nuevas generaciones caen bajo el influjo de las ideologías
posmodernas y se creen estos disparates, van a perder y sólo saldrán ganando el
capital y el patriarcado”.
“¿Es de izquierdas
hormonar a los niños con todos los peligros físicos y mentales que supone
porque se les ha ocurrido a los seis años decir que quieren tener otro sexo? Es
inaceptable desde el punto de vista ideológico y social. Y lo que es aún más
inaceptable es que se convierta en una ley. Esto es una de las grandes
regresiones que nos ha traído Podemos”, acusó Falcón.
“Nos oponemos
-agregaba- al término ‘género’ (que) es un constructo lingüístico que ha
desplazado las categorías marxistas y las antropológicas. Es decir, alega que
no existen ni los hombres ni las mujeres”.
En cuanto a la intención del proyecto de que en el
registro civil cualquiera pueda pasar al otro sexo “por su solo deseo”, ella
denunciaba: “En su mayoría estamos hablando de hombres que aseguran ser mujeres
en momentos dados. Esto tiene consecuencias para los deportes, los recintos
penitenciarios, los refugios para víctimas de violencia, las investigaciones
científicas y las cuotas feministas en las que ser mujer es un factor
determinante. Nos encontramos en un punto de la historia en el que las mujeres
desaparecen legalmente dentro de las políticas públicas.”
“Sobreviví a la
dictadura franquista en España. Ahora me persigue el colectivo trans”,
desafiaba. Durante el franquismo, Lidia Franco fue procesada varias veces por
delitos de opinión. Seguramente nunca pensó que esa persecución continuaría en
la democracia por la cual luchó. “No soy partidaria de perseguir ninguna
opinión. Desde el momento en que abrimos la puerta a perseguir opiniones, no
sabemos en qué punto acabaremos”.
jueves, 17 de diciembre de 2020
SALUDOS
Al finalizar el
año, el Centro de Estudios Cívicos saluda y agradece a sus socios, amigos y
seguidores que nos acompañan habitualmente en nuestras actividades de difusión
cultural.
Pese a las dificultades
provocadas por la pandemia, hemos podido mantener actualizados nuestros blogs,
publicado artículos, y cuatro números de la revista Orden Natural *.
Para paliar de algún
modo la imposibilidad de reuniones presenciales, abrimos un canal de Youtube
donde están archivados 10 videos dedicados al Ciclo “Hitos de la Historia
Argentina”, que pueden verse en dicho sitio, buscando:
Centro de Estudios Cívicos
Esperamos poder continuar el año próximo con nuestra
tarea.
Córdoba,
17-12-2020
Mario Meneghini
jueves, 19 de noviembre de 2020
LA ARQUIDIÓCESIS DE BALTIMORE
en Estados Unidos de América causa polémica por aceptar “transición de
género” de niña en escuela católica.
Por Carlos Alvarez Cozzi
Un grupo de padres de familia rechazó la
polémica decisión de la Arquidiócesis de Baltimore (Estados Unidos) de admitir
la “transición de género” de una niña de tercer grado, quien afirmaba ser un
niño, en una escuela católica arquidiocesana.
Tras el reclamo de los padres, el progenitor de
la menor renunció el 6 de noviembre a su puesto como administrador de School of
the Incarnation, la escuela donde también estudiaba su hija, alegando un
desacuerdo fundamental con ciertas enseñanzas de la Iglesia.
Esta escuela católica, totalmente acreditada,
educa a más de 800 estudiantes de la localidad de Gambrills, en el estado de
Maryland.
El National Catholic Register informó que la niña solía
decirle a sus compañeros de clase que era un niño, y que los padres de otros
estudiantes se sorprendieron al saber que la Arquidiócesis de Baltimore había
aceptado cooperar con ella, alejándose de esa manera de la enseñanza de la
Iglesia sobre la sexualidad humana, en la que se resalta que cada persona tiene
una identidad biológica masculina o femenina inmutable.
La ideología de
género o enfoque de género, sin embargo, es una corriente que considera que el
sexo no es una realidad biológica sino una construcción sociocultural.
Actualmente varios gobiernos intentan imponerla a través de la educación de los
niños y jóvenes.
En el 2019, el Vaticano se pronunció sobre la
ideología de género en la escuela con un documento de la Congregación para la
Educación Católica titulado “Varón y mujer los creó. Para una vía de diálogo
sobre la cuestión del “gender” en
la educación”. En este se señala que “la misión educativa enfrenta el desafío
que surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada “gender”,
que niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer”.
Esta ideología, prosigue el documento,
“presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento
antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y
directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad
afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y
mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que
también cambia con el tiempo”.
A pesar de ello, el Register señala que “la
Arquidiócesis de Baltimore supuestamente aprobó adaptaciones para permitir que
la estudiante, cuyo padre en ese momento era administrador de la escuela, se
presentara como un niño”.
Hasta aquí un extracto de la mala nueva.
Si esto hubiera sucedido en el pontificado de
Benedicto XVI o de San Juan Pablo II nos hubiera llamado la atención pero
habiendo sucedido en este pontificado la verdad, que lamentablemente, no nos
extraña para nada. Lo lamentamos por la Iglesia y por el pueblo fiel de Dios.
La mundana ideología de género es contraria a
la ley natural y a la ley de Dios. Si bien Francisco lo ha dicho no vemos que
condene ni corrija rápidamente estas barbaridades. Y es trabajar para el
Maligno promover dicha ideología y peor dentro de la propia Iglesia. Otra
prueba que el humo del infierno se ha colado en la Iglesia, al decir de San
Pablo VI.
Esperamos que la Dicasterio para la Educación
Católica reaccione con rapidez y ponga fin a este dislate, habiendo sucedido ya
hasta el presente algunos similares en universidades jesuitas, en las que se le
da tribuna y micrófono a los enemigos de la ley natural.
jueves, 29 de octubre de 2020
LA DECLARACIÓN
O CONSENSO DE GINEBRA
SOBRE LA INEXISTENCIA DEL DERECHO INTERNACIONAL AL ABORTO, LAS NACIONES
UNIDAS Y LOS INSTRUMENTOS INTERNACIONALES
Por Carlos Alvarez Cozzi
Luego de soportar por años que a
nivel de Naciones Unidas y otros organismos internacionales se pretenda
naturalizar como un “derecho humano”, en verdad inexistente, desde la
perspectiva de género de los “derechos sexuales y reproductivos” de la mujer, el
derecho al aborto, al impulso del gobierno de los Estados Unidos de América,
presidido por Donald Trump, y acompañado por otros treinta y dos Estados, entre
los cuales destacamos a Brasil, Hungría, entre otros, el pasado 22 de octubre,
se produjo la Declaración de Ginebra que apunta justamente en sentido contrario
al anteriormente manifestado.
En efecto, en noticia que no ha sido
muy difundida, treinta y tres países firmaron la Declaración de Ginebra (https://www.hhs.gov/about/agencies/oga/global-health-diplomacy/protecting-life-global-health-policy/geneva-declaration.html) el pasado jueves,
22 de octubre, que afirma que no existe un “derecho humano internacional al
aborto”. Asimismo argumenta que “el papel de la familia como fundamento de la
sociedad”.
La Declaración pretende ser una
reprimenda del apoyo de las Naciones Unidas a los “derechos sexuales y
reproductivos”, lenguaje que, según Estados Unidos, que ha firmado el texto,
respalda el aborto.
“Declaramos inequívocamente que no
existe el derecho internacional al aborto. Con orgullo, pondremos la salud de
la mujer en primer lugar en cada etapa de la vida”, afirmó el secretario de
Salud y Servicios Humanos de Estado Unidos, Alex Azar, en la ceremonia de firma
de la declaración el jueves.
“Afirmamos que los gobiernos tienen el derecho soberano de hacer sus
propias leyes para proteger la vida de inocentes y redactar sus regulaciones
sobre el aborto”, dijo Azar.
“La Declaración de Consenso de Ginebra es un documento histórico, que
establece claramente nuestra posición como naciones sobre la salud de las
mujeres, la familia, el honor a la vida y la defensa de la soberanía nacional”.
Azar señaló que, en
parte, la declaración fue redactada en respuesta a una “tendencia inquietante”
de las Naciones Unidas.
“Cada vez con mayor frecuencia,
algunas naciones ricas y agencias de la ONU afirman erróneamente que el aborto
es un derecho humano universal”, dijo al respecto.
Bajo la administración Trump, el
Departamento de Salud y Servicios Humanos y el Departamento de Estado ha presionado para
eliminar ese lenguaje de los documentos de la ONU.
La ONU ha rechazado esos esfuerzos,
lo que llevó a Estados Unidos a lanzar una coalición de 33 países que firmaron
la declaración, incluidos los cinco que la copatrocinaron: Brasil, Egipto,
Hungría, Indonesia y Uganda.
La administración
Trump ha tomado varias medidas para limitar el acceso al aborto en los
Estados Unidos y en el extranjero, incluida la prohibición de que las
organizaciones extranjeras y nacionales reciban fondos estadounidenses si
brindan o promueven abortos.
Lo que realmente resulta
paradójico y demuestra como a nivel de Naciones Unidas se manipula lo que
debería ser inequívoco, en un caso claro de intento de colonialismo cultural,
es que la propia Declaración Universal de Derechos Humanos (https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/), fundante de las Naciones Unidas preceptúa en su
Art. 3: “Todo
individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su
persona.”
Y
en el mismo sentido, pero a nivel interamericano, rige el art. 4 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, que dispone lo siguiente:
1.
Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este
derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la
concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.” (https://www.impo.com.uy/bases/leyes-internacional/15737-1985)
Por todo lo cual es evidente que no existe un
“derecho humano” a abortar por parte de la mujer, y menos reconocido por el
Derecho Internacional, que precisamente, en sentido contrario, reconoce el
“derecho humano” del concebido a desarrollarse, crecer y nacer con la
protección del Derecho del Estado, derivado del estatuto jurídico del embrión.
Una buena noticia a difundir, pues.
miércoles, 14 de octubre de 2020
SE LO TOMARON EN SERIO
Por Héctor H. Hernández [1]
Cuando
la cantidad de desaparecidos por homicidio prenatal arrojará en 2020 (estimado
sobre dato oficial) la cifra fabulosa de 123.107, el asunto no es moco de pavo.
Pero dejando eso de lado, ¿qué cosa se tomaron en serio? – La justicia.
¿Quiénes? –Tres jueces del Tribunal Oral 8 de la Ciudad de Buenos Aires; y
tiene que ver con las desapariciones porque aquel crimen está aludido en la
sentencia.
Peor es matar
Cuando
escribíamos en el libro“No matarás…” El
fallo FAL y el Extermino, que los jueces del famoso caso violaban la ética
del juez falsificando hechos o citando mañosamente para embaucar, Marcelo me
paró en seco: - “vos te quejás de que mienten cuando están matando”. Me sentí
un minucioso colador de mosquitos… La opinión argentina está que arde a
banderazo limpio por la impunidad de los ladrones, cosa que ni son mosquitos ni
moquito de pavo, mientras se traga el camello del Genocidio del aborto; pero te
cuento que hay jueces…
Se plantaron ante
el Derecho Verde
Un tal Diosnel
mató a Viggiano; y el mismo delincuente venía abusando sexualmente por siete
años de una hermanastra desde que ésta tenía seis, hasta que la embarazó.
Entonces la forzó al crimen prenatal con la complicidad de las aves negras del
Derecho verde. Nos enteramos por el voto del Juez Anzoátegui que los integrantes del Programa de víctimas contr las violencias del Ministerio de
Juticiay Drechos Humanos “se
introdujeron en la vida” de la madrecita y de la niña que llevaba en su seno, “con
la sutileza de un elefante en un bazar”. La Brigada de la muerte la separó de
su madre practicando Ideología de Género que usurpa patria potestad y la
estatiza, y la llevó a un hospital público para la consumación. En el
expediente quedó comprobado que la dejaron peor: sin una hija y con el Síndrome
Post aborto.
¿Y los protocolos
desatados por el fallo FAL?
“Esos
protocolos, así como el fallo de la Corte suprema, son contrarios a la ley, a
la Constitución Nacional y al más
elemental sentido de justicia” y “son directamente perversos”; leemos en la
sentencia. Los “Protocolos para la atención integral de las personas con
derecho a la interrupción legal del embarazo” son un “Manual de salvajadas
inhumanas”. Éstas son cosas obvias en el Derecho-Derecho porque, sigamos
leyendo: “Según la constitución Nacional y las leyes, el comienzo de la
existencia del niño por nacer es el momento de la concepción”. Tanto que lo reconoce hasta la Corte Suprema
Verde y hasta con la misma composición
que en FAL y - ¡creer o reventar!- lo
hace hasta en ese mismo fallo desatante, y por eso mismo, porque por
reconocerla persona y no una verruga ni un quiste, a la que en mi libro bauticé
como “Verónica” le designó defensor.
¿Qué
pasó entonces allá lejos, 2012, en el fallo detonante del Exterminio, ? -Que la defensa apeló en tiempo y forma la
sentencia de muerte pero los jueces de Chubut la ejecutaron antes y, sin
embargo, concedieron la apelación inútil con un expediente “sin caso” (inconstitucional
por todos lados), para que la Suprema se tomara dos años pergeñando el golpe de
Estado de cohonestar el crimen y desatar los Protocolos de la muerte mediante
un simulacro de sentencia, prepoteando como legisladores, que no lo son. Porque
es sabido, constitucionalmente, que los jueces “han nacido pa´fallar”, y no
para legislar.
Investigar las
brigadas asesinas
La justicia
quedaría incompleta condenando sólo a Diosdel y nada más que por esos delitos.
Los jueces están legalmente obligados a denunciarlos y a promover su
investigación y castigar cuando se prueban en forma. Entonces el Tribunal (que
además componen los doctores Rizzi y Sañudo), manda que se investigue el
Homicidio prenatal cometido, cosa que se ve no entraba en expediente;
también a sus autores y a los que
estando obligados no lo evitaron. Porque “el Tribunal ha comprobado con
absoluta certeza que en el trámite del proceso diversos agentes estatales han
colaborado, directa o indirectamente, con la comisión de un delito de similar o
mayor gravedad que los crímenes que le merecieron al acusado 35 años de
prisión” (por homicidio y abuso). Pero parece que del expediente surgiría la
probabilidad de que la muerte de la niña por nacer (porque era una mujercita),
mejor dicho por morir, se haya producido después de nacida; o sea
homicidio-homicidio y no homicidio-aborto. También hay que investigar eso,
mandan. –Hay jueces.
“Considero que también debe
investigarse a los funcionarios dependientes de la Defensoría General de la
Nación, de los organismos nacionales encargados de la protección de los
derechos del niño, y de los demás funcionarios públicos que intervinieron en
los comienzos de este proceso, en punto al gravísimo incumplimiento de sus
deberes funcionales” (con cita de la Ley de la Defensa Pública; ley 26.0621 de
Protección integral de niños y adolescentes”, reglamentaria de la Convención de
Derechos del Niño, incorporada al máximo nivel normativo argentino).
¿Qué hicieron los funcionarios
encargados de la defensa de los derechos de la niña asesinada?, se
pregunta. “Absolutamente nada”, pese a
que estaban notificados. “¿No saben ellos
-piense lo que piense la Corte Suprema, el Ministro de Salud y tanta
otra gente- que las personas por nacer son
´niños´ en los términos de la Constitución Nacional, la Convención
sobre los Derechos del Niño y la ley 26.017?” (Sic).
Y
no puede decirse, falsificando el Derecho con el Derecho-Verde- Falista, que
“no hay que judicializar”, porque la garantía elemental de defensa no puede ser
negada y la propia doctrina de la Corte Suprema lo ha ratificado hasta el
hartazgo (la sentencia cita Fallos de la
Corte Suprema, tomo 325: 1347 y etc.).
Todavía
hay esperanza con la justicia en la Argentina.
En
la Ciudad de Buenos Aires, tres jueces se la tomaron en serio.
[1] Autor de los libros Salvar vidas
con el Derecho Penal – Testimonio de un Defensor (Círculo Rojo, Buenos Aires, 2018); “No matarás…”. El fallo FAL y el Exterminio (Editorial Katejon, Buenos
Aires, 2020); y “Gesta de Dios por los
argentinos (Preguntas y respuestas sobre el Genocidio prenatal desatado),
misma editorial, lugar y fecha).
martes, 13 de octubre de 2020
YO NO SUICIDO
POR JUAN CARLOS
CARRASCO
CIVILITAS EUROPA,
29 de septiembre de 2020
En el presente debate sobre la eutanasia estamos oyendo mucho a los políticos y poco a los médicos. Y sin embargo el proyecto de ley es para los médicos. Se está legislando para la comunidad médica. En el artículo 1 se comienza diciendo “Está exento de responsabilidad el médico que actuando de conformidad….le da muerte o la ayuda a darse muerte”. El cambio que introduce es trascendental. Basta pensar que si una persona con enfermedad terminal me pide que acabe con su vida, y lo hago, soy un homicida; pero si lo hace un médico, la ley le asegura que no lo es.
En adelante habrá dos personas distintas ante la ley: los
médicos y todos los demás. Y no serán distintas por razones de raza, de
religión o de orientación sexual, sino por su status moral. El proyecto
pretende cambiar, en el caso del médico, su condición moral. El suicidio
asistido no es sino un homicidio a pedido. El que lo solicita, si reúne las
condiciones que el proyecto determina, tiene derecho a solicitar al médico que
cambie sus convicciones morales para atender su requerimiento. No le pide que
cambie sus opiniones o sus gustos o sus aficiones. Le pide que cambie sus
valores morales, que deje a un lado su identidad personal, por el simple hecho
de padecer una enfermedad terminal y querer poner fin a su vida.
Este proyecto pasa
por encima de algo básico en la ciencia ética y es la transformación moral que
sufre quien realiza una acción. Cuando se comete un crimen, la víctima pierde
la vida, y eso es un mal, pero no es el único. Aristóteles, afirmaba que en el
homicidio existe un mal mayor, que es que una persona, libremente, se ha
transformado en un homicida. Las acciones moldean a los que las protagonizan.
En una acción corrupta se corrompe el que la realiza, corrupción que crece con
la repetición de acciones en el mismo sentido.
Se puede objetar
que el médico no tiene la obligación de aceptar. Es verdad. Cada cual puede
guiarse por su conciencia: quien no quiera hacer una eutanasia o un suicidio
asistido, no se verá en la obligación de hacerlo; y quien lo hace con la
aprobación de la ley, quizá lo haría en cualquier caso. Y si un médico rechaza
la propuesta, habrá que dar con otro médico que lo haga. De ese modo todos
actuarían según su conciencia. Además, es un acto en un entorno muy reducido:
el paciente, dos médicos y dos testigos. No se causa un mal a otros.
Sin embargo se ha
quebrado un valor que unía a toda la sociedad – la democracia necesita valores
compartidos- que es el valor de la vida, y se ha instalado un derecho a la
muerte. Y eso se ha producido al interior de una comunidad que era la garantía
de ese derecho. Hasta ahora hemos recurrido a los médicos para que preserven
nuestra salud y confiamos en que tienen el empeño de hacerlo, que lo harán
mejor que lo que podríamos hacer nosotros, que van a defender nuestra vida
porque los interesados no podemos hacerlo. En adelante, con esta ley, el médico
podrá proteger la vida o podrá quitarla deliberadamente, si lo solicitamos.
Quizás sea difícil
dar una definición teórica de lo que es un hombre, pero la experiencia nos lo
hace descubrir, sobre todo, cuando nos encontramos frente a uno que sufre, que
es víctima del poder, que se encuentra indefenso e, incluso, condenado a
muerte. Y se puede comprender que es posible caer en la desesperación ante una
muerte que llega inexorable. Por tanto, no es un momento de libertad, como se
pretende hacer creer cuando alguien pide la muerte. Más bien se ha perdido la
capacidad de ser libres. Somos esclavos, más que nunca. No se busca la muerte
para dar vida a otro, ni tampoco por un ideal, ni por la patria, ni por la fe.
Se hace porque ya no quedan esperanzas. Es la resignación frente a lo
inevitable. Justamente en ese momento es que necesitamos que quien está a
nuestro lado nos devuelva la esperanza para aliviar el dolor, para que
recuperemos nuestra dignidad de personas. Y ese es el rol del médico. Es la
persona que lidia permanentemente con la muerte, que ve morir a muchos, y nos
asegura que está allí para que no suframos, porque tiene los recursos para eso;
más aún: el sentido de su profesión es sanar, y si no puede, aliviar.
¿Qué sucederá si
en adelante los médicos quedan divididos en dos grupos, los que rechazan la
eutanasia y los que la practican? Seguiremos pensando que los médicos son los
que combaten la muerte, los que ponen todo de sí para librarnos de ella si lo
pueden hacer. Los otros, diremos que no son médicos. De hecho, es como define
el Código de ética médica lo que es un médico. La exposición de motivos del
proyecto termina diciendo: “Esperamos, sí, que de convertirse en ley el
proyecto que presentamos, el gremio médico se plantee la revisión del citado
artículo 46 (artículo del Código que prohíbe la eutanasia)”. El Estado, en
defensa de la libertad, es el que impone a los médicos la ética con que deben
actuar.
Esta es la óptica
con que se debe estudiar el así llamado “cocktail” que supuestamente ya se
administra a los pacientes terminales. Se dice que la eutanasia se está
aplicando hoy y que la ley es un sinceramiento de esa realidad de hecho, para
que la sociedad ponga fin a su hipocresía. Lamentablemente es como funciona con
algunos médicos. Pero la mayoría actúa buscando aliviar, aunque el remedio
quite la conciencia o acelere la muerte. Este sí es un sinceramiento necesario
para la sociedad: que se sepa quiénes hoy ya están aplicando la eutanasia, y
programan la muerte del paciente como quien programa una intervención
quirúrgica, con fecha y hora.
Finalmente hay
quienes dicen que no se puede aplicar a una sociedad los dogmas de una religión
particular. Eso es evidente. Pero hay que tener en cuenta que esta ley es para
quienes la muerte es el final. Los creyentes no la necesitan porque saben que
el dolor y la muerte no tienen la última palabra, que no hay motivos para la
desesperación.