Al recibir esta mañana a los obispos de los países del norte de Europa al final de su visita ad limina en la Solemnidad de la Anunciación del Señor, que sirve de marco para la celebración en muchos países del Día del Niño por Nacer, el Papa Benedicto XVI los exhortó a promover la defensa de la vida, especialmente de los niños; pues tienen todos derecho a ser concebidos, traídos al mundo y educados en el matrimonio. Por ello, explicó, no existe el supuesto “derecho” al aborto.
En el discurso que les dirigió el Papa recordó que los fieles de esos países constituían “un pequeño rebaño, disperso en una amplia zona. Muchos tienen que viajar grandes distancias para encontrar una comunidad católica en la que puedan rendir culto”. Por eso, dijo “es muy importante que se den cuenta de que cada vez que se reúnan en torno al altar para el sacrificio eucarístico están participando en un acto de la Iglesia universal, en comunión con los católicos de todo el mundo”.
Después, refiriéndose a la celebración en mayo del Congreso sobre la Familia, en Jönköping (Suecia), afirmó que entre los mensajes principales de los prelados a los pueblos nórdicos está el de “la centralidad de la familia para la vida de una sociedad sana. Lamentablemente en los últimos años hemos asistido a un debilitamiento de la institución del matrimonio y de la comprensión cristiana de la sexualidad humana que durante tanto tiempo sentaron las bases de las relaciones personales y sociales en la sociedad europea.”.
“Los niños tienen derecho a ser concebidos, traídos al mundo y educados en el matrimonio. En las sociedades con una noble tradición de defensa de los derechos de todos sus miembros, sería de esperar que este derecho fundamental de los niños fuera prioritario, por encima de cualquier supuesto derecho de los adultos a imponerles modelos alternativos de vida familiar, y ciertamente de cualquier supuesto derecho al aborto. Dado que la familia es ‘la primera e insustituible educadora a la paz’, el promotor más fiable de la cohesión social y la mejor escuela de las virtudes de la buena ciudadanía, redundaría en interés de todos, y sobre todo de los gobiernos, defender y promover la vida familiar estable.”.
“En las tierras nórdicas, la religión juega un papel importante en la formación de la opinión pública y en las decisiones sobre las cuestiones relativas al bien común. Os pido por eso que sigáis llevando a las gentes de vuestros respectivos países las enseñanzas de la Iglesia sobre cuestiones sociales y éticas”, agregó el Santo Padre, instando a los obispos a preocuparse, como pastores, particularmente por aquellos “que han tenido dificultades a raíz de la reciente crisis financiera” y a prestar “atención especial a los matrimonios en los que sólo uno de los esposos es católico”.
También les recordó que “los inmigrantes entre la población católica tienen necesidades propias” y les invitó a “favorecer su integración en la sociedad”. Refiriéndose en concreto a los refugiados de Oriente Medio, muchos de los cuales son miembros de las Iglesias Orientales, exhortó a los prelados a alentarles para que no se distanciasen “de los elementos más preciosos de su propia cultura, en particular, de su fe”.
Tras alabar la presencia de nuevos movimientos eclesiales que aportan “frescura y dinamismo” a la misión de la Iglesia en los países del norte, el Papa pidió a los obispos que promuevan “una nueva evangelización entre las gentes de sus tierras”, subrayando que “parte integrante de esta tarea es la atención permanente a la actividad ecuménica”, manifestando su agrado por “las numerosas tareas en las que los cristianos de las tierras nórdicas se unen para dar testimonio unido ante el mundo”.
Pro Vida - Juan Pablo II, 25-3-10
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