Por un problema en el equipo de nitrógeno líquido, que alimenta el servicio de criobiología para la conservación de materiales biológicos del centro de fertilización asistida del hospital San Filippo Neri de Roma, se perdieron 94 embriones, 130 ovocitos y 5 muestras de semen . El caso, además del dolor y la rabia en las 40 parejas afectadas, que ya piensan recurrir a la Justicia, disparó la polémica sobre los controles a estos centros.
“No podemos tener hijos, por lo cual mi esposa tenía 12 ovocitos conservados allí. Recurriremos a la Justicia para que se nos indemnice”, dijo indignado uno de los afectados por esta falla.
“El 27 de marzo se verificó un aumento de la temperatura , con la consiguiente reducción del nivel de nitrógeno, el agotamiento de la reserva y la consiguiente pérdida de 94 embriones”, declaró la dirección general del hospital en un comunicado. “Por indicación de la presidenta de la Región del Lazio se dispuso el envío de inspectores al San Filippo Neri. Su tarea consiste en verificar lo ocurrido y determinar que se hayan respetado todas las normas de seguridad previstas en los protocolos de crioconservación que deben aplicarse en un centro de procreación asistida”, concluye. Según indicó ayer la agencia DPA, la falla provocó que la temperatura subiera de -196 a 20 grados . Así, todo el material preservado se destruyó.
El ministro de Salud, Renato Balduzzi, comunicó que el Centro Nacional de Trasplantes dispuso una inspección hoy. “Lo que pasó supone un daño enorme para 40 familias y presentaremos una denuncia al respecto. Valoramos el hecho de que el establecimiento haya denunciado lo sucedido y se reclamarán compensaciones por daños a los responsables”, afirmó el secretario regional del Tribunal por los Derechos del Enfermo del Lazio, Guiseppe Scaramuzza.
Air Liquide, la compañía francesa a la que se había confiado el equipo de congelamiento, también abrió una investigación interna para determinar la causa del agotamiento del depósito de nitrógeno líquido. “Estamos consternados –dijo su director general Andrea Saitta–. Nos preocupan aun más las consecuencias para los donantes, y la empresa se compromete a compensar si se confirma que tiene alguna responsabilidad”.
El sistema del banco criobiológico, precisó la compañía, se origina en una plataforma informática que controla todas las etapas el funcionamiento de la sala, lo que comprende el equipo de nitrógeno líquido y el nivel y la presión del depósito externo. Cuando se verifican desvíos de los parámetros preestablecidos, el sistema genera una alarma. Esto comprende la indicación para una intervención de recarga de la fuente principal de nitrógeno líquido. Pero algo falló en todo este proceso.
La consejera regional del Lazio, Olimpia Tarzia, que contribuyó a la fundación del Movimiento por la Vida, agregó con sus declaraciones más polémica al caso: “Queremos llamar la atención sobre el hecho de que se trata de 94 vidas humanas. No son cuestiones que puedan abordarse de manera superficial. Una cosa son los ovocitos, que son células. Aquí estamos hablando de embriones, de 94 niños que no van a nacer”.
El punto, ahora, parece ser el control estatal sobre estas prácticas. Desde la oposición cargaron contra la presidenta de la región del Lazio, Renata Polverini, por la falta de controles. Lo mismo hizo el ginecólogo italiano Severino Antinori, presidente de la Asociación Mundial de Medicina Reproductiva, quien reclamó “la intervención inmediata y la clausura del centro, así como el procesamiento de la región del Lazio, que no supo controlar ese centro ni otros más de 20 del Lazio.”
Clarín, 2-4-12
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