Buenos Aires, 15 May.
12 (AICA)
El Consorcio de Médicos Católicos de
Buenos Aires reunido en sesión especial extraordinaria para analizar las leyes
que ha aprobado el parlamento argentino declara que estamos viviendo un período
de degradación de orden moral que tiene como epicentro a las autoridades
ejecutivas y legislativas y como víctimas a las familias argentinas que son la célula básica de
nuestra sociedad.
Se han aprobado dos leyes denominadas de
“Identidad de género” y de “Muerte digna” que son la expresión del más crudo
relativismo. Es decir: proclaman verdades que en realidad son mentiras.
Engañan a la opinión pública proclamando
juicios y leyes que ofrecen a la
ciudadanía como si fueran verdades irrefutables. Las familias argentinas son
así víctimas inocentes de la mala información que les dan quienes difunden
sus propias ideas y convicciones como verdades definitivas. Hacen
así “conscientemente” un adoctrinamiento que “inconscientemente” penetra en la
población produciendo una corrupción de los valores y sobre todo, de las
virtudes.
Se desprecia lo que significan el valor de la vida humana
desde la concepción hasta la muerte natural, la dignidad de las personas
compuestas por cuerpo y espíritu, las maravillas de la sexualidad humana en su esplendor de la
masculinidad y de la feminidad y muchas otras características propias del ser
humano, que eran patrimonio y orgullo del pueblo argentino hasta no hace
muchos años atrás.
Respecto a la “Ley de identidad de
género”, su título es una real mentira.
El género -por más que sea una palabra que los llamados expertos han impuesto
en reuniones internacionales y nacionales- es un término que se usa en
gramática para señalar lo masculino (el), lo femenino (la) o lo neutro
(lo). Ahora también la aplican al sexo, diciendo que éste “no es lo que se es, sino
lo que se elije”. Que no hay sexo biológico de varón o mujer, sino que se puede elegir pertenecer al género
masculino, femenino, heterosexual, homosexual, travesti o transexual. Sostienen
que todo es elegible y que la persona puede adoptar lo que quiera o en lo que
se sienta más cómodo. Eso no es cierto. Se es siempre, desde huevo, embrión,
feto, recién nacido, niño o adulto de
sexo masculino o femenino.
Por eso,
es falso de falsedad absoluta lo que declaran los artículos 1 y 2 de la Ley de identidad sexual cuando la definen como “vivencia interna e
individual del género tal como cada persona la siente”.Si hay un problema
psicológico hay que tratar de solucionarlo,
pero no llamar a las cosas con denominaciones opuestas: al varón,
llamarlo mujer o a la mujer, varón. La ley falsamente dice que eso es verdad.
No lo es, aunque lo diga la ley. Y no lo
es, aunque haya sido aprobada en el
parlamento por la casi unanimidad de los legisladores presentes.
Basándose en la falsedad de los
mencionados artículos 1 y 2, los restantes artículos de la Ley de identidad de género no
hacen sino enumerar una serie de disparates éticos y legales que solo
enumeraremos en forma resumida para tener una idea de las falacias y groseros errores que expresan.
Los artículos 3ro, 4to. y 6to. permiten que toda persona pueda
solicitar gratuitamente y sin intervención de gestor o abogado, la
rectificación registral del sexo en las oficinas correspondientes, sin
acreditar requisito alguno. El artículo 5to.permite realizarla a los menores de
edad con el consentimiento de los padres o con simple autorización judicial por
“vía sumarísima”. El art.8vo. permite una nueva rectificación posterior, esta
vez por vía judicial.
El artículo 11mo. es de una importancia
especial y el más aberrante, porque autoriza “intervenciones quirúrgicas
totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su
cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida”. Estas
largas, costosas y peligrosas intervenciones,
son mutilaciones que deforman el cuerpo, para adaptarlo al deseo y
elección de la persona que así lo decide. Incluso se permiten en menores de
edad.
En forma absolutamente injusta,
autoritaria y abusiva obliga a que “los
efectores de salud públicos, privados o de obras sociales garanticen el
cumplimiento de esas operaciones” aberrantes. Y más grave aún es que,
todas esas prestaciones mal llamadas de salud, que en realidad son
mutilaciones antinaturales, quedan incluidas en el Plan Médico Obligatorio. Es
decir son gratuitas y toda la población debe costearlas con los aportes
habituales. Es obligatorio costear complicadísimos tratamientos quirúrgicos u
hormonales y sin embargo no es gratuito
el útil tratamiento psiquiátrico y psicológico necesario para enfocar estos
problemas. Paradójicamente, se gastarán
ingentes sumas en estos casos mientras hay centenares de familias argentinas
que no tienen cloacas en sus viviendas y muchas de ellas ni siquiera tienen
viviendas y hay miles de niños que carecen de los alimentos proteicos básicos o
de los antibióticos o quimioterápicos necesarios para curar diversas
infecciones y parasitosis.
El Consorcio de Médicos Católicos de
Buenos Aires, rechaza esta ley aberrante. Pero consciente de que hay personas
que tienen problemas de sexualidad pide a las autoridades se creen consultorios
especializados en el tratamiento integral de estos casos que se basen en
adecuar las emociones y sentimientos al verdadero sexo biológico.
La nota lleva las firmas de los doctores
Alejandro Nolazco, presidente; Fabián Romano, secretario; y los consultores
Hugo O.M.Obiglio y Carlos Abel Ray.
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