martes, 3 de abril de 2018

MARTHA PELLONI



«El Papa Francisco me dijo tres palabras: preservativo, transitorio y reversible»

(Agencias/InfoCatólica), 3-4-18

Martha Pelloni, profesora, rectora y religiosa argentina de la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas, ha manifestado su oposición al aborto pero a su vez ha asegurado que el Papa le propuso el uso de preservativos y la ligadura de trompas para las mujeres que no se quieren quedar embarazadas.

 Pelloni asegura en una entrevista a Radio Cut estar «a favor de la vida de la madre y el bebé. Es necesario el debate para que veamos toda la atención que hay que darle a una mujer para que no llegue a un aborto».

En diálogo con Crónica Anunciada, la religiosa aseguró que defiende «las dos vidas, la de la madre y la del hijo» y agregó que «tiene que haber una paternidad responsable, una planificación».

Sin embargo, la polémica está servida ante la siguiente afirmación:

«El Papa Francisco hablando de este tema me dijo tres palabras: preservativo, transitorio, y reversible. Un diafragma, y en último caso, que es lo que nosotros aconsejamos a las mujeres del campo... ligamento de trompas".

Y añade:

«Si hay educación sexual y responsabilidad del Estado para atender a la mujer en su situación de pobreza, no necesitamos despenalizar el aborto porque no va a ser necesario abortar».

Catecismo de la Iglesia Católica

2370 La continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos (HV 16) son conformes a los criterios objetivos de la moralidad. Estos métodos respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica. Por el contrario, es intrínsecamente mala “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (HV 14):

«Al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal, llamado a entregarse en plenitud personal. [...] Esta diferencia antropológica y moral entre la anticoncepción y el recurso a los ritmos periódicos implica [...] dos concepciones de la persona y de la sexualidad humana irreconciliables entre sí» (FC 32).

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