domingo, 20 de septiembre de 2009

La investigación enfrenta la ideología


Por Norma Mendoza Alexandry

Algunos grupos internacionales han estado impulsando la aceptación incondicional de las locuciones “identidad de género” y “expresión de género”, que según sus propias definiciones consisten en:

Identidad de género: “Es la auto-percepción individual o sentido intrínseco del ser de un hombre, un varón, una mujer, una hembra, ambos, ninguno, un macho, doble –espíritu, bi–género o alguna otra configuración de género. La identidad de género a menudo coincide con el género típicamente asociado con la anatomía de la persona pero otras veces no”.

La “expresión de género” se refiere a “cualquier combinación en como alguien presenta características de comportamiento externas que son definidas socialmente como masculinas o femeninas, incluyendo vestido, peculiaridades, patrones del habla e interacciones sociales” (Cf. Glsen Jump Start Guide. Gender Related Terminology List).

Las personas que demandan “identidad de género” y protección de “expresión” son físicamente hombres y mujeres normales, pero de acuerdo a los ideólogos de género, lo que importa no es qué sexo se es realmente, sino de qué sexo se quiere ser o se piensa que es.

Ha llegado la época en que alguien puede ser sancionado en algunos países si se refiere a una persona que obviamente es varón, pero que desea que le califiquen como hembra. Tal parece que necesita hacerse un pequeño cambio –sólo agregar “identidad de género”– para que no haya discriminación. Hasta aquí la ideología, pero veamos qué dicen las investigaciones y la práctica.

La American Psychological Association (Asociación Americana de Psicología, APA) y otras organizaciones de salud mental, han objetado proveer de cuidados psicológicos a aquellos que están afligidos por atracciones sexuales no-deseadas en una serie de aspectos; sin embargo, estas objeciones incluyen afirmaciones que no son científicamente sostenibles como:

“No existe evidencia conclusiva de que la orientación sexual pueda ser cambiada a través de terapia de reorientación” o “ha sido mostrado que los esfuerzos para cambiar la orientación sexual son dañinos” o “no existe mayor patología en la población homosexual que en la población en general”.

En un estudio que contrasta con lo anterior, denominado What Research Shows (Lo que Muestra la Investigación) de la National Association for Research and Therapy of Homosexuality, NARTH (Asociación Nacional para la Investigación y Terapia de la Homosexualidad), se ofrece una revisión panorámica de más de cien años de evidencia basada en la experiencia, en estudios clínicos y en estudios de investigación que demuestra que es posible para hombres y mujeres disminuir su atracción homosexual no-deseada y desarrollar su potencial heterosexual; que los esfuerzos para cambiar atracciones homosexuales no-deseadas no son generalmente dañinas; y que varones y mujeres homosexuales tienen ciertamente y sustancialmente más experiencias y factores de riesgo para patología médica, psicológica y relacional, que la población en general.

Basados en la revisión de 600 reportes clínicos, investigadores y antiguos clientes –primariamente de revistas profesionales y otras de lectura y revisión científica– concluyeron que el tratamiento de reorientación ha sido de ayuda para muchos y debe continuar estando disponible para a aquellos que lo busquen.

Aún más, profesionistas de la salud mental que sean competentes para proveer dichos cuidados, éticamente deberían de hacerlo.

El éxito del tratamiento para los clientes que buscan cambiar la homosexualidad no-deseada y desarrollar su potencial heterosexual, ha sido documentado en la literatura profesional y de investigación desde fines del siglo XIX. What Research Shows ha revisado 125 años de reportes clínicos y científicos que documentan que intentos profesionalmente asistidos y otros intentos de cambio volitivo de la homosexualidad hacia la heterosexualidad han sido exitosos para muchos y que dicho cambio continúa siendo posible para aquellos que están motivados a intentarlo.

Clínicos e investigadores han reportado resultados positivos después de usar o investigar una variedad de acercamientos de reorientación.

Los críticos de las terapias de reorientación comúnmente aducen que, como la calidad de la antigua investigación y reportes clínicos citados como evidencia de que la reorientación es posible no contienen los estándares actuales de investigación, dicha evidencia no es relevante y puede ser desechada.

En What Research Shows no están de acuerdo. Antiguos reportes de cambio exitoso fueron elaborados predominantemente por clínicos individuales como casos de estudio de terapia psicoanálítica-psicodinámica.

Estos reportes fueron ‘dignos de crédito’ y fidedignos cuando fueron publicados: contenían los estándares aceptables de un estudio profesional y científico en sus días.

Recientes estudios ofrecen las medidas objetivas de los mismos clientes, investigan una variedad de acercamientos teóricos y clínicos a la psicoterapia y asesoran las experiencias de múltiples terapeutas en el mismo estudio, sin embargo, más de un siglo de evidencia empírica documenta que la homosexualidad es mutable (vgr. individuos motivados con comportamientos homosexuales no-deseados y/o atracciones, que han cambiado exitosamente con ayuda terapéutica o por mediación religiosa), aunque también es necesario que haya aún más investigación metodológicamente sofisticada en los diversos acercamientos de cuidado psicológico para aquellos con comportamientos homosexuales no-deseados y/o atracción.

Existen dos premisas esenciales en las que se basa el tratamiento de la homosexualidad:

1. Primera, es primariamente del desarrollo y de adaptación en su naturaleza, con otros factores que contribuyen (tales como factores de predisposición constitucional/biológicos o aprendizaje a través de actividad sexual {no-} consensual).

2. Segundo, personas con una adaptación homosexual pueden ser ayudadas a que experimenten un mayor ajuste heterosexual.

La literatura clínica y científica actual, documenta que la homosexualidad es más fluente que fija y que la reorientación sexual es posible para aquellos que opten participar en dicho tratamiento psicológico.

Lo mejor de la ciencia actual apoya los derechos de las personas a buscar tratamiento profesional competente para asistirlos en el cambio de su orientación sexual, así como los derechos de profesionales de la salud mental para ofrecer dicho tratamiento. No existen suficientes bases éticas científicas o profesionales para negar dicho tratamiento.

Una síntesis objetiva de la literatura de investigación y clínica derivada de cientos de fuentes, revela numerosos resultados científicos:

1. A pesar del conocimiento del riesgo de SIDA, los homosexuales repetida y patológicamente continúan dando rienda suelta a prácticas sexuales sin protección.

2. Los homosexuales representan el más alto número de casos de STD.

3. Muchas prácticas de sexo homosexual son médicamente peligrosas, con o sin protección.

4. Más de un tercio de hombres y mujeres homosexuales son drogadictos de sustancias.

5. Cuarenta por ciento de los adolescentes homosexuales reportan historias de intentos de suicidio.

6. Los homosexuales tienen incidencia de desórdenes mentales en mayor grado que los heterosexuales, tales como desórdenes de la alimentación, desórdenes de la personalidad, paranoia, depresión y ansiedad.

7. Las relaciones homosexuales son más violentas que las relaciones heterosexuales.

8. El sesgo social y la discriminación en sí y por sí misma, no contribuye a la mayor parte del incremento de riesgo para la salud en homosexuales.

La hipótesis usual es que la discriminación social contra los homosexuales es sólo y primariamente responsable del desarrollo de esta patología. Sin embargo, intentos específicos de confirmación de esta hipótesis de discriminación social no han tenido éxito, y la posibilidad alternativa –que estas condiciones estén de alguna manera relacionadas a la estructura psicológica de una orientación homosexual o a consecuencia de un estilo de vida homosexual– no ha sido denegada.

Por supuesto, algunos estudios interculturales sugieren que esta tasa más alta de disturbio psicológico es en realidad independiente de la tolerancia de una cultura –o la hostilidad hacia– el comportamiento homosexual. Creemos que una más amplia investigación que no esté comprometida por sesgo políticamente motivado, debe llevarse a cabo para evaluar este asunto.

El deseo de un cliente para prevenir o cesar de experimentar tal variedad de serios riesgos a la salud tanto médicos como psicológicos y relacionales es suficiente razón para que cualquiera busque y reciba tratamiento psicológico competente con objeto de minimizar o solucionar los deseos, comportamientos y estilos de vida asociados con dichos riesgos crecientes.

Las preocupaciones de padres, de miembros de la familia y de amigos de personas cuyos comportamientos sexuales y/o atracciones lo (o la) pongan en riesgo de tales daños, son comprensibles y científicamente justificables. Profesionales de la salud mental pueden ofrecer éticamente asistencia psico-educativa y terapéutica a familias con dichas preocupaciones, de tal manera que se respeten las necesidades de autonomía, auto-determinación y confidencialidad según la edad de sus seres queridos y que por otra parte se preserve la integridad de la relación terapéutica.

Bibliografía recomendada: NARTH. What Research Shows (Lo que Muestra la Investigación): Respuesta de NARTH a Afirmaciones sobre Homosexualidad de la Asociación Am,ericana de Psicología (APA). Journal of Human Sexuality (Revista de Sexualidad Humana), 1, 1-128. Pedidos de copias de esta revista deben dirigirse a NARTH, 307 West 200 South-Suite 3001, Salt Lake City, UT 84101 o en la web: www.narth.com.

“Santo Tomás Moro”
Centro de Estudios Políticos y Sociales, 17-9-09

No hay comentarios:

Publicar un comentario