viernes, 29 de mayo de 2009

Leyes pro-vida son equiparadas a la tortura



Un comité de la ONU afirma que las leyes nicaragüenses pro-vida violan la Convención contra la Tortura

El comité de la ONU que supervisa el cumplimiento de la Convención contra la Tortura declaró que la protección absoluta de la vida en gestación contemplada en las leyes nicaragüenses constituye una violación de las obligaciones a las que el Estado está sujeto por adherir a la Convención. Es la primera vez que este comité examina a Nicaragua desde que el gobierno penalizó el aborto en todos los casos, tres años atrás.

Esta es la cuarta oportunidad en la que un comité supervisor de la ONU presiona a Nicaragua debido a sus leyes que protegen la vida intrauterina. Así, el Comité de la Comisión contra la Tortura se suma al de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (en inglés, CEDAW), al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y al Pacto Internacional sobre Derechos Políticos y Civiles.

Los críticos muestran su creciente preocupación ante lo que consideran un manejo politizado del sistema de control del cumplimiento de los tratados. Ni la Convención contra la Tortura, ni ningún otro acuerdo menciona el aborto. Tampoco se estableció, cuando se negociaron y ratificaron los pactos mencionados, que los países se comprometían a modificar su legislación interna en los que respecta al aborto.

Por otra parte, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial ha interpretado a conciencia que sus disposiciones se aplican sólo en casos reales de discriminación racial. Este Comité fue objeto de críticas por parte de altos funcionarios de derechos humanos, al negarse a extender su autoridad más allá de los límites del tratado que le dio origen y no abrazar la defensa del aborto.

Entre las organizaciones cabilderas de derechos humanos que paulatinamente han ido prestando su voz a la defensa del derecho al aborto en el mundo en desarrollo se encuentra Amnistía Internacional, organización que, en 2007, abandonó su postura neutral respecto de este tema. En un breve informe alternativo presentado ante el Comité contra la Tortura, Amnistía Internacional asegura que la legislación nicaragüense que penaliza el aborto en todos los casos equivale a la “tortura” por encargo del gobierno, o, al menos, al “trato inhumano y degradante” que prohíbe la Convención.

Amnistía también reclama que las leyes de Nicaragua “provocan la muerte de niñas y mujeres”, afirmación de la que disienten los analistas pro-vida. Carlos Polo, director de la sede latinoamericana del Instituto de Investigación sobre la Población y observador cercano de los avances sobre salud materna en Nicaragua, advierte que “el índice de mortalidad materna es el mejor indicador de lo que sucede en cualquier país respecto de las malas prácticas en los servicios ginecológicos y obstétricos”. Polo hace referencia a las estadísticas del Ministerio de Salud nicaragüense, las cuales señalan que las muertes por maternidad han disminuido desde que el Estado reforzó sus leyes contra el aborto.

En contraposición a los intentos de Amnistía Internacional de establecer una relación entre el aborto y la muerte materna, obviando lo que la evidencia demuestra, el Centro de Derechos Reproductivos (CDR), institución claramente pro-abortista, ha comenzado a evitar esa clase de afirmaciones. Éste criticó al Brasil en una reciente presentación ante el Comité del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, porque ese país enfatizaba que la falta de acceso al aborto es la “causa más saliente” de mortalidad materna. El Centro remarcó, por el contrario, que esta se debe a la falta de provisión de servicios obstétricos de emergencia. Es más, el CDR elogió a Sri Lanka por haber reducido el índice de mortalidad materna. Cabe destacar que el Centro de Derechos Reproductivos reconoció, en otras oportunidades, que el país asiático tiene uno de los sistemas legales más restrictivos en materia de aborto.

Tiempo atrás, el Comité contra la Tortura ejerció presión sobre Chile y Perú, cuyas constituciones amparan la vida en gestación.


Fuente: Catholic Family and Human Rights Institute

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