viernes, 13 de marzo de 2009

Críticas al ministro que dijo que el embrión no es un ser humano


La decisión del presidente estadounidense Barack Obama para eliminar las restricciones a la financiación pública de las investigaciones con células madre y los dichos del ministro argentino de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, sobre que “los embriones humanos no son seres humanos, sino un proyecto, un conjunto de células”, merecieron crítica por parte de especialistas en bioética y organizaciones pro-vida.

La organización Pro-Vida reclamó “respeto y protección” de los embriones humanos, porque son “solamente y nada menos, que vida humana, razón más que suficiente” para hacerlo.

En un comunicado titulado “confusión ministerial”, la entidad presidida por el doctor Roberto Castellano cuestionó que Barañao no haya aclarado cuándo es para él “el preciso momento en que se dejaría de ser un embrión humano para resultar un ser humano”.

“Cualquiera sea el momento que el ministro elija, estaría ligado al desarrollo, por lo que podría inferirse que para el ministro la condición de persona humana estaría referida a la evolución alcanzada. Extremando el razonamiento ministerial, un bebé de dos días sería menos persona humana que un niño de dos años al tener menos desarrollo y menos capacidades”, reflexionó la organización.

Y agregó: “Si la condición de ‘persona humana’ está ligada a la aptitud, vamos peor, alguien que ha perdido la vista, el habla o la motricidad, podría ser considerado, de acuerdo a esta concepción, menos humano que el resto”.

Por último, Pro-Vida aseguró que “la confusión del ministro radica en mezclar el concepto biológico de embrión con el concepto filosófico o jurídico de persona”.

Va contra la biología y la Constitución

El director de Bioética de la Universidad Austral, Rafael Pineda, advirtió en una columna publicada por el diario La Nación que “decir que un embrión no es un ser humano va contra la biología y contra la Constitución Nacional”.

En la discusión sobre el tema de las células madre, hay que dejar en claro que existen dos tipos. Por un lado, las células madre embrionarias que se extraen en una etapa muy temprana del desarrollo de los embriones, y las células madre adultas, que están presentes prácticamente en todos los tejidos, cuyo ejemplo más claro son aquellas que se encuentran en la sangre del cordón umbilical.

Desde el punto de vista ético, no hay ninguna objeción para trabajar con células madre adultas. Además, actualmente, si bien hay muchos protocolos estudiando células madres embrionarias, las investigaciones con las primeras son las únicas que han demostrado alguna forma de utilidad y abren un panorama muy interesante para la medicina de reparación de tejidos.

Las células madre embrionarias implican, básicamente, la destrucción de un embrión. Y considerar que el embrión no es un ser humano es un error garrafal porque todos hemos sido alguna vez embriones y tenemos un mismo punto de partida, que es la unión de un espermatozoide con el ovocito femenino. Ese ser humano, en el momento de la fecundación, completa su estructura genómica y nadie puede discutir que un ser humano no es tal a partir de ese instante.

¿Puede alguien pensar que en algún momento de su existencia no fue humano?

La discusión comienza en los años 80, en Inglaterra, cuando ya habían nacido algunos niños por fecundación in vitro. Entonces, se convocó una comisión, llamada Comisión Warmock, para determinar qué hacer con los embriones que se producían y si era ético todo el proceso de manipulación embrionaria para la fecundación artificial.

Como no se ponían de acuerdo los biólogos, que sostenían que el comienzo de la vida se daba en la fecundación, con otros especialistas, se decidió que el inicio de la vida se produce cuando comienza a desarrollarse el sistema nervioso central, es decir, a los 14 días desde la fecundación. Otros consideran que debe empezar a llamarse humano una vez que el embrión está implantado.

En realidad, desde el punto de vista biológico, la vida de un ser humano comienza desde el momento de la concepción.

Además, la ley argentina es muy clara. Ya Vélez Sarfield dijo que el ser humano debe ser respetado desde el momento de la fecundación y la Constitución, en su reforma de 1994, tiene admitido el Pacto de San José de Costa Rica, que establece que hay vida desde esa instancia.

Por lo tanto, que alguien diga que un embrión no es persona, no sólo va contra la biología sino también contra la Constitución.+

AICA, 12-3-09

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