viernes, 6 de marzo de 2009

Embriones


Un fallo judicial busca salvar la vida de un adolescente

Darío Palavecino

MAR DEL PLATA. La Cámara Federal de esta ciudad ordenó a una mutual y a una obra social afrontar en conjunto los costos de un tratamiento de fertilización asistida con selección de embriones. De esta manera, el niño por nacer podrá ser donante de su hermano, un adolescente que necesita un trasplante de células madre de un familiar histocompatible, para así intentar la cura de una delicada enfermedad que padece desde su nacimiento.
La Justicia también dispuso preservar los embriones restantes con prohibición de su destrucción o uso con fines experimentales, posible clonación u otras técnicas de manipulación genética.

El planteo había sido llevado a los estrados judiciales por un matrimonio que tiene un hijo afectado por granulomatosa crónica, un raro mal que altera el sistema inmunológico, causa infecciones bacterianas repetitivas y afecta a una de cada un millón de personas. Tienen además otro hijo que sería víctima de la misma afección, pero en menor magnitud.

"Permitir el descarte de embriones vulnera el derecho a la vida de éstos, y su utilización en el campo experimental conlleva un atropello contra la dignidad de la persona humana", plantean en su escrito los jueces Alejandro Tazza y Jorge Ferro, a cargo de la Cámara Federal de Mar del Plata, y el juez de Azul Juan José Comparato.

En su fallo, los jueces aclararon que la selección de embriones no busca crear una subcategoría de seres humanos esencialmente destinados al bienestar de algunos. "Además de la propia finalidad que tendrá por el solo hecho de venir a este mundo -expresan- se le sumará otra más trascendente como lo es el estar destinado a paliar las graves secuelas de la enfermedad que padece en la actualidad quien será su futuro hermano."

"Vacío legal"
El juez Tazza dijo a LA NACION: "Hay un vacío legal sobre el tema de fertilización asistida y por eso pedimos también al Congreso que regule cuanto antes en la materia".

La única disidencia en la sentencia estuvo vinculada a la responsabilidad de las obras sociales sobre su obligación de cubrir este tipo de tratamientos. Ferro votó en contra y el tribunal (que tiene a su tercer miembro de licencia) tuvo que recurrir al juez Comparato para dirimir la cuestión, que resultó favorable al matrimonio demandante.

Tazza descartó los fundamentos de la Obra Asistencial Mutual (OAM) de esta ciudad y del Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), a los que están afiliados los miembros del matrimonio.
Pero el camarista Jorge Ferro, en su voto, consideró que no debería estar alcanzada porque no fue demandada en la acción de primera instancia, en la que intervino el juez Eduardo Giménez, y recién aparece en el proceso por decisión de este magistrado.
El resto del fallo es casi unánime y resalta en todo momento la posibilidad de dar una vida para intentar resolver la enfermedad de quien será su hermano. Y, en una postura contundente, ordena preservar el resto de los embriones mediante técnicas de crioconservación para, entre otras opciones, analizar chances de darlos en adopción.
Tazza llevó adelante el primer voto y destacó como tratamiento reconocido para este tipo de casos el trasplante de células hematopoyéticas progenitoras, y resalta su práctica en casos específicos del hospital Garrahan. Para ello se utiliza el cordón umbilical del recién nacido. Rescata esta técnica como la única "posible y más o menos certera" para salvaguardar la vida del hijo de los demandantes.

"No se trata aquí de un matrimonio que sólo tiene deseos de concebir para satisfacer una expectativa paternal, sino de encontrar una alternativa humanamente viable para poder eliminar las gravísimas secuelas de la enfermedad que padece su otro hijo ya nacido", detalla en la sentencia y refiere jurisprudencia reciente de Colombia y Gran Bretaña.
Ferro reconoce en su voto "una actitud encomiable y diría humana" del matrimonio en la intención de gestar otro hijo, y advierte que ante estos casos los jueces deben alejarse de sus posturas morales, éticas o religiosas para, como única premisa, aplicar el derecho "por más duro que pueda parecer y alejado de todos los aspectos sociales que la sociedad pueda o quiera imponer respecto de esta cuestión".

Embriones congelados
Es el propio Ferro quien admite que le provoca "escozor" el congelamiento de embriones, que no se sabe qué destino tendrán y propone, a tono con el sistema vigente en España y en sintonía con el juez Tazza, que con el consentimiento de los progenitores se abra la posibilidad para que alguien "los adopte".
La legislación del citado país sólo permite el descarte de embriones, luego de ser conservados durante cuatro años.

La Nación, 23-1-09

USA: defensa del embrión humano

La Conferencia Episcopal norteamericana aprobó por unanimidad, el 13 de junio, en la asamblea plenaria que reunió a 192 obispos en Orlando, Florida, una declaración que condena la investigación con células madre embrionarias. La declaración, que tiene como fuentes dos intervenciones de Benedicto XVI y a la encíclica Evangelium vitae, se refiere a ese tipo de investigación llamándola asesinato, y condena los argumentos que pretenden justificarla.

Los obispos prometieron otro documento sobre la llamada “fertilización in vitro”, raíz de los actuales abusos y aberraciones contra los embriones humanos.

La obtención de células madre embrionarias -dice el documento- "implica el asesinato deliberado de seres humanos inocentes, un acto gravemente inmoral (…) El verdadero servicio a la humanidad comienza con el respeto a todas y a cada vida humana".

"Algunos investigadores, eticistas y políticos afirman que es posible matar directamente embriones de seres humanos como si fueran meros objetos de investigación”, y hacen a los contribuyentes cómplices de esos asesinatos a través del uso de fondos públicos aplicados a esas investigaciones.

Como ocurrió con el aborto, los obispos se dirigen a los católicos y a los no católicos por igual, declarando inmoral la investigación con células madre embrionarias porque viola la ley natural válida para todos cualquiera sea su religión. Fundamentalmente el documento sale al paso de los argumentos usados para justificar esas investigaciones.

El fin no justifica los medios: "El falso supuesto de que un fin bueno puede justificar el asesinato directo ha sido origen de muchos males en nuestro mundo. Esta ética utilitarista llevó a consecuencias desastrosas sobre todo cuando se utilizó para justificar experimentos letales con seres humanos en nombre del progreso" (…) “La misma ética que justifica la supresión de algunas vidas para ayudar a los pacientes con Parkinson o Alzheimer, puede utilizarse para sacrificar a estos pacientes el día de mañana”, si llegaran a ser considerados como una desventaja para otros considerados de mayor utilidad o más productivos.

El embrión es un ser humano: "Desde la concepción en adelante, un embrión es tan miembro de la especie humana como cualquiera de nosotros”. (…) “Desde el punto de vista biológico este nuevo organismo vivo tiene la dotación completa de genes humanos (…) y se desarrolla en una forma que es exclusiva de los seres humanos” (…) “Cada uno de nosotros alguna vez fue un adolescente, un niño, un recién nacido, un niño no-nacido en el útero materno, cada uno de nosotros fue una vez un embrión”. (…) “Cada ser humano tiene una dignidad inherente por el hecho de ser miembro de la especie humana” (…), “si los derechos fundamentales como la derecho a la vida se asentaran en las habilidades o cualidades que pueden aparecer o desaparecer, crecer o disminuir, manifestarse en menor o mayor grado, no existirían derechos humanos inherentes, no habría verdadera igualdad entre los seres humanos, sólo existirían los privilegios de los más fuertes”. Recuerdan también los obispos que la Declaración de Independencia de los Estados Unidos se basó en que todos los seres humanos han sido creados iguales por Dios, aunque incluso algunos de sus firmantes no obraran con esta convicción.

En el mismo sentido, el documento rechaza el argumento de que es lícito usar en para investigación embriones “no deseados”, “sobrantes” de las técnicas de fecundación artificial (fecundación asistida, fecundación in vitro) con la excusa que de todos modos van a morir. “La validez de este argumento es sencillamente nula. En última instancia cada uno de nosotros va a morir, pero nadie tiene derecho matarnos”.

La declaración defiende la necesidad de mantenerse firmes contra la investigación con células madre embrionarias también con el fin de evitar prácticas como la clonación, la clonación terapéutica, los intentos de crear híbridos combinando material genético de seres humanos y de animales.

“Por consiguiente, instamos a todos los católicos y personas de buena voluntad a unirse a nosotros para reafirmar, en este contexto de la investigación con células madre embrionarias, que ‘la matanza de criaturas humanas inocentes, incluso si se lleva a cabo para ayudar a los demás, constituye un acto absolutamente inaceptable’ (Juan Pablo II, encíclica Evangelium vitae, n° 63)".

Los obispos terminan haciendo un llamado a fundar una sociedad realmente humana, en la que la investigación científica respete las normas de la moral natural honrando la dignidad de cada ser humano. A la vez que alientan a continuar la investigación con células madres adultas: “La naturaleza nos da amplios recursos para conseguir progresar en los tratamientos médicos sin violar gravemente las normas morales. Por ejemplo, las células madre de tejidos adultos y la sangre del cordón umbilical ahora se sabe que son mucho más versátiles de lo que alguna vez se pensó”.

Al presentar el documento el arzobispo de Kansas, Mons. Joseph Naumann prometió otra declaración para dentro de poco tiempo “dirigida especialmente a los católicos y las parejas casadas, incluidas las que luchan con la infertilidad, para explicar la doctrina de la Iglesia sobre las tecnologías reproductivas como fertilización ‘in vitro’ (fecundación artificial, fecundación asistida)”. No podemos olvidar que en el origen de las aberraciones antinaturales de la experimentación con embriones humanos está la llamada fecundación o fertilización “in vitro”.


NOTICIAS GLOBALES, 16-6-08


Embriones híbridos

Un equipo de científicos de la Universidad inglesa de Newcastle ha sido el primero en el Reino Unido en crear embriones humano-animales, aseguró ayer la BBC. Según la información, estos embriones, desarrollados a partir de la inyección de material genético de células epidérmicas humanas en óvulos de vaca vaciados, sobrevivieron hasta tres días, y forman parte de una investigación sobre varias enfermedades.

El experimento fue autorizado por la Autoridad de Embriología y Fertilización Humana semanas antes de que la Cámara de los Comunes vote sobre el proyecto de ley de investigación embrionaria y fertilidad, muy criticado por la Iglesia Católica. De acuerdo con la BBC, el organismo regulador, que tiene potestad para conceder licencias en algunos casos, no quería perjudicar la investigación. Debido a las presiones, el primer ministro británico, Gordon Brown, se vio obligado a conceder la libertad de voto a los diputados laboristas en los aspectos más polémicos de su proyecto de ley, que regula la creación de embriones híbridos destinados a la investigación con fines terapéuticos.

La Iglesia Católica se opone a este tipo de investigaciones porque considera que son un ataque contra los derechos humanos y pueden dar lugar a monstruosas aberraciones. Pero los científicos dicen que la creación de embriones híbridos con núcleos celulares humanos en óvulos animales (que se utilizarían para cultivar células madres y después se destruirían, sin que lleguen a fetos) compensaría la escasez de donaciones de óvulos humanos. Según la BBC, los científicos de Newcastle utilizaron óvulos de vaca precisamente por la falta de óvulos humanos. El profesor John Burn argumenta que su investigación es “totalmente ética”, ya que, además de haber sido autorizada, experimenta “con un puñado de células a las que nunca se permitirá desarrollarse”.Tras este primer paso, el equipo de científicos intentará ahora que este tipo de embriones sobrevivan unos seis días.

(Fuente: La Voz del Interior, 2-4-08)


Horror en España Descubren trituradoras de fetos conectadas a desagües en clínicas de Barcelona

El diario ABC reveló "detalles terribles" de la operación policial y judicial contra cuatro clínicas de Barcelona acusadas de practicar de forma reiterada abortos ilegales. Según el diario, en estos macabros recintos "se hallaron máquinas trituradoras de fetos conectadas a los desagües". La investigación sigue en curso y hasta el momento cuenta con seis detenidos. Fuentes citadas por ABC aseguran que durante los registros "se encontró una máquina trituradora en la Clínica Ginemedex y los restos de la instalación de otra en otra clínica, TCB".

"Estas máquinas trituran los fetos-bebés de grandes dimensiones y los reducen a una pasta que luego presuntamente se hacía desaparecer por un desagüe. Así, se borraba la ‘prueba del delito’ y se evitaba la obligación legal de llevar estos ‘residuos orgánicos reconocibles’ a incinerar", indicó el diario. La juez que instruye el caso ve indicios para culpar a los seis detenidos –incluyendo al dueño del conglomerado Barnamedic, Carlos Morín– de los delitos de asociación ilícita, aborto ilegal, falsedad documental e intrusismo profesional. Además de Morín, entre los detenidos, figura su esposa, María Luisa Durán Salmerón, que gestionaba la clínica TCB, y el médico cubano Pedro Ávila.


EMBRIONES HUMANO-ANIMALES

Mons. Elio Sgreccia

ROMA, 06 Sep. 07 / 04:25 pm (ACI).- El Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Elio Sgreccia, denunció como “hecho monstruoso” la norma aprobada ayer en Inglaterra por la Human Fertilisation and Embryology Authority (HFEA), que permite la creación de embriones humano-animales con el supuesto fin de extraer células estaminales para el tratamiento de enfermedades degenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.

Con esta nueva regulación, que incluyó una encuesta “de apoyo” a dos mil personas sin conocimiento del tema, en principio tres equipos de científicos ingleses: el del Kings College London, el del North East England Stem Cell Institute (NESCI), y uno dirigido por Ian Wilmut –cuyo equipo clonó a la oveja Dolly– iniciarían los experimentos para introducir ADN humano en un óvulo animal para generar así un embriones “citoplasmáticos híbridos”, que serían 99,9 por ciento humano y 0,1 por ciento animal.

Los investigadores arguyen que esta macabra norma tiene su asidero en la escasez de óvulos humanos para la investigación. Ante este panorama, Mons. Sgreccia explicó que hasta el día de hoy todos los códigos internacionales excluían este tipo de manipulación genética “por la ofensa a la dignidad humana” que conlleva realizarla, “por el riesgo de producir monstruos y por lo mismo, por el factor moral altamente significativo”. Que “este nuevo gobierno inglés haya cedido a un pedido de un grupo de científicos, me parece que va contra el parecer de la mayoría de los ciudadanos y ciertamente contra la moral, no solamente la católica o de otros grupos religiosos o defensores de la vida, sino sobre todo contra la moral racional, que hasta ahora está bastante clara en todas los tratados internacionales”, indicó el Prelado.Tras afirmar que las justificaciones de los científicos son “meras excusas” para defender lo indefendible, el Obispo precisó que “en todo caso, cuando el experimento es inhumano, cuando es ilícito dada los problemas racionales que conlleva, éste no se puede realizar, ni siquiera por la esperanza de lograr algún éxito”. “Los éxitos, si existen, deben proceder de un medio humano.

El bien debe ser hecho con medios buenos, de otro modo estamos aplicando el maquiavelismo más puro a la ciencia y a la experimentación científica cuando lo que está en juego es la dignidad humana”, subrayó.Asimismo, el Presidente de la Pontificia Academia para la Vida recordó que “la experimentación sobre el ser humano vivo con su subsiguiente supresión hasta ahora solo se había realizado en los campos de concentración, hecho que ha sido condenado unánimemente por todo el mundo. Estos experimentos están prohibidos por el Código de Nuremberg y la Declaración de Helsinki. Es importante resaltar que ahora que algunos laboratorios van a realizarlos, no significa que se conviertan en lícitos”. Repudio unánime Por su parte, el Presidente del Departamento de Responsabilidad Cristiana y Ciudadanía de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, Mons Peter Smith, destacó que “los seres humanos tienen una sola naturaleza, específicamente separada de los animales” por lo que nadie debería preguntarse si es “correcto traspasar los límites de las especies y tratar de mezclar las naturalezas humana y animal”.Para el también Arzobispo de Cardiff, “en vez de promover un tipo de investigación problemático éticamente, ¿Por qué no se alienta la investigación con las células estaminales adultas que no genera controversias? La Iglesia Católica no está en contra de este tipo de investigación y anima la que se hace con células estaminales extraídas de la sangre y el cordón umbilical”, procedimientos que hasta el momento sí han demostrado resultados positivos en este campo.

En opinión del experto en genética y Codirector del Instituto de Investigación de Células Estaminales San Raffaele de Milán, Angelo Vescovi, “existen fortísimos intereses económicos. Si el modo de producir células para la terapia, a través de la clonación, pasa por este tipo de experimento, todos los enfoques se concentran allí. A los grupos financieros que los respaldan les interesa sobremanera que sea así. No les importa que existan alternativas, probablemente más seguras y más eficaces”. De otro lado, la plataforma científica Hay Alternativas (HA) de España, a través de Mónica López Barahona, quien es también investigadora de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, criticó duramente esta norma y explicó que “este tipo de experimentación no aporta ninguna ventaja y sin embargo degrada una vez más al embrión humano, generándolo en este caso a partir de un óvulo animal y permitiéndole desarrollarse solo hasta blastocisto para destruirlo una vez alcanzada esta fase de desarrollo”.


Persona por Nacer: Doce mil embriones congelados en la ciudad de Buenos Aires

En respuesta a un fallo de la Cámara Civil de Apelaciones de la Capital Federal del año 1999, se realizó finalmente un primer censo de los “embriones” congelados en diversos centros dedicados a la aplicación de técnicas de procreación humana artificial en la Ciudad de Buenos Aires. Según informaron diversos medios periodísticos, la cifra de “embriones” congelados ascendería a 12.000 en siete centros de procreación artificial de esta ciudad. La noticia resulta sumamente preocupante, pues se trata de “personas por nacer” que están detenidas en su normal desarrollo y que han sido concebidas por técnicas que merecen serias objeciones y ponen en riesgo su vida.

Al respecto, podemos resumir las preocupaciones en los siguientes aspectos:

a) Crioconservación y técnicas extracorpóreas: la crioconservación de “embriones” es una consecuencia de las técnicas de procreación humana extracorpóreas, que para la obtención de un “nacido vivo” exigen la concepción de un alto número de “personas por nacer” que luego fallecen antes de su nacimiento. Según un informe del Comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento Británico para obtener un bebé nacido vivo con técnicas de procreación humana se necesitan al menos 9,6 embriones en promedio para Europa.

b) Integridad corporal: Se desconocen los daños que la congelación y la descongelación pueden provocar a la estructura corporal del embrión y más aún las consecuencias psíquicas que este procedimiento puedan tener en su futuro desarrollo. Ello afecta el derecho a la vida (art. 6 inc. 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño), amenazado por la aplicación a una persona de procedimientos técnicos que afectan su corporeidad sin suficiente conocimiento de las consecuencias.

c) Alta mortalidad luego de la transferencia: Según un informe del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, en 2002, de los embriones descongelados y transferidos sólo en el 24,8% de los casos se llegó a nacimientos vivos.

d) Derecho al desarrollo: La congelación vulnera el derecho de la persona por nacer al desarrollo al suspenderse el crecimiento normal de una persona, violentándose el inc. 2 del art. 6 de la Convención de Derechos del Niño que dice: “Los Estados Partes garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño”.

e) Abandono: un ulterior problema surge en los casos que los padres “abandonan” a sus hijos concebidos y crioconservados. En un trabajo de investigación publicado en el año 2000 se analizan estadísticas de dos centros de salud de la ciudad de Manchester y se concluye que de 1344 embriones crioconservados entre 1988 y 1994, 904 embriones (67%) fueron destruidos y de 359 parejas que tenían embriones congelados, casi el 50% (177) no respondió a los intentos de contactarse con ellos (OGHOETUOMA y otros, Use of in-vitro fertilisation embryos cryopreserved for 5 years or more, en The Lancet, Vol. 355, 15 de Abril de 2000, pag. 1336). La congelación de embriones se encuentra estrechamente unida a la técnica de procreación extracorpórea. Es urgente la sanción de una ley que prohíba tanto la crioconservación como la fecundación extracorpórea y disponga las medidas penales de tutela de las personas por nacer antes estas técnicas que afectan su dignidad y derechos fundamentales.

Para profundizar el análisis de las técnicas de procreación artificial puede visitarse nuestro sitio we: www.movimientofundar.org

FUNDARServicio a la Vida 16-Jul-2007

Manipulación de embriones
EMBRIONES

Evangelium Vitae, Juan Pablo II, 1995

La valoración moral del aborto se debe aplicar también a las recientes formas de intervención sobre los embriones humanos que, aun buscando fines en sí mismos legítimos, comportan inevitablemente su destrucción. Es el caso de los experimentos con embriones, en creciente expansión en el campo de la investigación biomédica y legalmente admitida por algunos Estados. Si « son lícitas las intervenciones sobre el embrión humano siempre que respeten la vida y la integridad del embrión, que no lo expongan a riesgos desproporcionados, que tengan como fin su curación, la mejora de sus condiciones de salud o su supervivencia individual », se debe afirmar, sin embargo, que el uso de embriones o fetos humanos como objeto de experimentación constituye un delito en consideración a su dignidad de seres humanos, que tienen derecho al mismo respeto debido al niño ya nacido y a toda persona.

La misma condena moral concierne también al procedimiento que utiliza los embriones y fetos humanos todavía vivos —a veces « producidos » expresamente para este fin mediante la fecundación in vitro— sea como « material biológico » para ser utilizado, sea como abastecedores de órganos o tejidos para trasplantar en el tratamiento de algunas enfermedades. En verdad, la eliminación de criaturas humanas inocentes, aun cuando beneficie a otras, constituye un acto absolutamente inaceptable. Una atención especial merece la valoración moral de las técnicas de diagnóstico prenatal, que permiten identificar precozmente eventuales anomalías del niño por nacer. En efecto, por la complejidad de estas técnicas, esta valoración debe hacerse muy cuidadosa y articuladamente. Estas técnicas son moralmente lícitas cuando están exentas de riesgos desproporcionados para el niño o la madre, y están orientadas a posibilitar una terapia precoz o también a favorecer una serena y consciente aceptación del niño por nacer. Pero, dado que las posibilidades de curación antes del nacimiento son hoy todavía escasas, sucede no pocas veces que estas técnicas se ponen al servicio de una mentalidad eugenésica, que acepta el aborto selectivo para impedir el nacimiento de niños afectados por varios tipos de anomalías. Semejante mentalidad es ignominiosa y totalmente reprobable, porque pretende medir el valor de una vida humana siguiendo sólo parámetros de « normalidad » y de bienestar físico, abriendo así el camino a la legitimación incluso del infanticidio y de la eutanasia.

En realidad, precisamente el valor y la serenidad con que tantos hermanos nuestros, afectados por graves formas de minusvalidez, viven su existencia cuando son aceptados y amados por nosotros, constituyen un testimonio particularmente eficaz de los auténticos valores que caracterizan la vida y que la hacen, incluso en condiciones difíciles, preciosa para sí y para los demás. La Iglesia está cercana a aquellos esposos que, con gran ansia y sufrimiento, acogen a sus hijos gravemente afectados de incapacidades, así como agradece a todas las familias que, por medio de la adopción, amparan a quienes han sido abandonados por sus padres, debido a formas de minusvalidez o enfermedades. (63)

No hay comentarios:

Publicar un comentario